Javier Caruda de Juanas

Javier Caruda de Juanas


Paco Costas y un inoportuno botellón

17/06/2021

A finales de los años setenta del siglo pasado la televisión española proponía al espectador una serie de programas que iban encaminados en varias direcciones. No tuvo que ser una mala decisión puesto que hoy, casi cuarenta años después, en la memoria colectiva algunos espacios siguen apareciendo de una forma recurrente. El Hombre y la Tierra con Félix Rodríguez de la Fuente, Revista de Cine con Alfonso Sánchez o La Clave de José Luis Balbín congregaban frente a la caja de las 625 líneas a todos (ciertamente no disfrutábamos de la oferta televisiva que tenemos hoy) con la intención de informar y de formar a una sociedad española que se desperezaba intentando quitarse el pelo de la dehesa que la había cubierto durante demasiados años.
Uno de aquellos programas era La segunda oportunidad de Paco Costas quien semana sí y semana también nos desgranaba los secretos de una correcta conducción. Cada capítulo comenzaba con la misma escena. Un coche chocaba contra una piedra quedando completamente destrozado mientras una voz en off nos decía lo bueno que sería tener una segunda oportunidad.
La misma sensación de perplejidad, asombro o susto que tenía cada semana al ver la cabecera del programa salió del disco duro de mi memoria el domingo por la mañana tras la contemplación del estado en que había quedado el aparcamiento del castillo. Desde entonces la imagen de aquel coche empotrándose una y otra vez en la roca viene a mi recuerdo una y otra vez. Comenzaba cada programa diciendo aquello de que el hombre es el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra. Y en esas estamos. Es cierto que la evolución de la pandemia es buena, que nuestros ilustres dirigentes nos alegran cada día con nuevos anuncios sobre las medidas tomadas para continuar con la desescalada o con el regreso de la normalidad, que la llegada del verano parece desplazar a un segundo plano la realidad de la pandemia, pero todas estas buenas noticias no permiten tomarnos aún ni un solo respiro en la aplicación de las normas básicas que estamos observando desde hace infinidad de semanas. Solo debemos esperar un poquito más. 
El incumplimiento de la norma municipal sobre la celebración de botellones no es un tema baladí. Sobre todo porque no afecta únicamente a los participantes, sino porque puede ejercer de caldo de cultivo (nunca mejor dicho) para que en la familia de cualquiera de nosotros tengamos un nuevo caso, un nuevo contratiempo. 
Claro que de joven te crees inmortal, piensas que a ti no te va a afectar nada, pero la experiencia (por no decir que la edad) nos dice que eso no es cierto. Precisamente ahora sois vosotros los que tenéis que dar un paso al frente para doblegar de una vez esta pandemia. Es vuestro momento. Ya os aseguro que vais a tener noches y noches en las que compartir con vuestros amigos risas y experiencias, no seáis impacientes y aguardad una chispitina más. Y, sobre todo, demostradnos que aquello que decía Paco Costas no es cierto, no vamos a volver a tropezar en la piedra de las restricciones, de las limitaciones…Es cuestión de paciencia, bendita virtud.