La lluvia llega a tiempo para la siembra del cereal

J. López
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La cebada se mantiene como reina de este cultivo con unas 290.000 hectáreas de superficie ocupadas

Arrancan las primeras siembras de cereal de invierno

El campo conquense no para. En estos días arranca la siembra del cultivo más importante del año agrícola, el cereal de invierno, que ocupa una gran cantidad de superficie en la provincia. Algunos agricultores ya han empezado con los trigos, pero en estas jornadas se prepara la tierra para sembrar avenas, triticales y, sobre todo, cebada. La reina del cereal de invierno ocupará cerca del 85 por ciento de las hectáreas de este cultivo, hasta llegar a las cerca de 290.000. Tanta es su importancia que Cuenca, de largo, es la provincia que mayor superficie dedica en España. 

La mayor parte de la siembra se efectuará en este mes de noviembre, pero otros agricultores esperan al año nuevo para sembrar semillas más tardías y de ciclo corto, aprovechando que los días son más largos. «La tierra coge más insolación y la germinación es más rápida», cuenta el vicepresidente de la junta directiva de Asaja Cuenca, Carlos Cifuentes.

¿Por qué apuesta el agricultor por la cebada? «Es un cultivo muy tradicional de la zona que se adecúa muy bien en toda la provincia. Es un terreno que es bueno para este tipo de cereal y uno de los cultivos que mejor se adapta y menos padece los múltiples daños que sufre el campo», revela el representante de la sectorial joven de la asociación, que añade que la cebada «es muy rústica, produce, es fácil de manejar y el mercado  la demanda a pesar de que el precio no acompaña».

Agua y temperatura. Ahora bien, el rendimiento de la cosecha futura dependerá del momento de la siembra y sobre todo del agua. Así, algunos agricultores han aprovechado las semanas previas para preparar la sementera y esperar a las lluvias. Aguas que han caído en esta semana pasada y que, en un principio, auguran la raigambre de la semilla.

«Si la tierra está en buenas condiciones, con buen tempero que decimos, el grano germinará. Al que le haya pillado ya sembrado, el agua le vendrá de maravilla», cuenta el agricultor, que explica que otros esperarán a que «pasen unos días, la tierra absorba la lluvia y el agricultor abone y siembre a continuación».

La cantidad de lluvias y la temperatura de la tierra serán fundamentales para el nacimiento de la planta, su desarrollo y su producción final.  «Con una buena nascencia e implantación del cultivo, ya habrá un 40 por ciento del año agrícola en marcha», afirma Cifuentes. 

Eso sí, habrá que tener en cuenta el cambio climático de las últimas campañas, la ausencia de heladas y de precipitaciones que «vuelven loco al campo. Las plantas modifican también sus ciclos de floración y, a lo mejor, lo hacen de forma temprana porque la temperatura les dice que es época de echar el fruto y, posteriormente, se produce una helada». Y es que se necesita que durante el parón invernal hiele para que «la raíz coja fuerza y llegada la primavera tire adelante».

Por esa razón, y para esquivar las inclemencias, el agricultor dispone de una amplia variedad de semillas que, gracias a la investigación, permiten aguantar sequías o los hielos.

No obstante, el miembro de Asaja Cuenca advierte que en el campo «dos y dos no son cuatro. Lo que repites de un año para otro, la temperatura y la pluviometría pueden cambiarte el resultado. Hay muchos factores que influyen».