De alumna a profesora

REDACCIÓN
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La vocación por la enseñanza llevó a Mihaela Alda a sortear todas las barreras hasta convalidar su título y además a ampliar sus estudios. Vecina de Villamayor de Santiago, ahora es docente en el centro educativo donde aprendió castellano.

Mihaela Alda, vecina de Villamayor de Santiago, es docente en el aula de Horcajo de Santiago del Centro de Adultos Altomira. - Foto: RIÁNSARES L.C.

«Han pasado más de 15 años, en aquel momento había mucho trabajo, pero los sin papeles estábamos excluídos de todo, mi primer sueldo me lo gané vendimiando, pero no duré más de un mes», recuerda Mihaela Alda, cuya vocación por la enseñanza le dio fuerzas para sortear todos los obstáculos hasta convalidar los estudios de su país, donde era profesora de francés, e incluso estudiar otra carrera. «Que mi primera casera en España supiera francés, que es un idioma que yo también hablaba me ayudó mucho, luego ya me apunté a clases de castellano para extranjeros en el CEPA (Centro de Estudios de Personas Adultas) Altomira, que es donde ahora yo precisamente doy clases» expone esta conquense de origen rumano que, a pesar de los muchos empleos que ha tenido en España, confiesa que «nunca he soñado otra cosa que no sea ser profesora». Licenciada en Filología Francesa y Rumana, trabajó como recepcionista en el desaparecido Hostal Imperial de la avenida Juan Carlos I de Tarancón, en una empresa de ferrallas en Villamayor de Santiago y hasta tuvo una churrería o fue bibliotecaria. Una vez segura de su castellano, «quería hablarlo correctamente, sabía que era esencial para labrarme mi futuro», y a pesar de haberse formado en otros ámbitos, por ejemplo como auxiliar administrativo, hizo el acceso a la universidad para mayores de 25 años, en el CEPA Altomira. «Me saqué el grado en estudios en inglés por la UNED, y me convalidaron también el francés por la Universidad de Castilla-La Mancha», cuenta esta profesora que cree que España «lo pone fácil para estudiar, no tanto para convalidar, pero hay que seguir con los trámites hasta el final, mucha gente me pregunta y es verdad que se queda en el camino, es importante poner cada uno mucho de su parte para conseguir el objetivo final». 

Tras el reencuentro con quien fue su profesora de inglés o la de historia de España, desde hace casi dos años se está topando con alumnos de numerosos países, Marruecos, Sudamérica, Rumanía, a los que enseña para que puedan recuperar lo que fueron en otros tiempos o ejercer el oficio que necesitan para continuar en el mercado laboral. Miembro de la asociación Hispano Rumana de la provincia o del grupo de coros y danzas  de Villamayor de Santiago, Mihaela Alda destaca como traductora del francés, ya en Rumanía, de publicaciones como La Isla del Laberinto, de Robert Lazu Kmita, y aquí en España, de No venimos del latín, de la lingüista catalana Carme Jiménez Huertas. «Defiende que los idiomas romances no vienen del latín, de casualidad descubrí este libro, me puse en contacto con la autora, y en la segunda edición de 2016 están mis aportaciones al rumano, luego hice las correciones de la tradución al inglés... Todo esto mientras me sacaba mi secunda carrera con más de 40 años», apunta en vísperas (este viernes) de la celebración del Día de la Enseñanza en Castilla-La Mancha. Alda cree que su historia no es ejemplo de nada, pero sí significa la vocación por la enseñanza que tiene desde niña y el afán de superación para seguir cumpliendo un sueño a pesar de tener que empezar de cero por trasladarse a otro país. Esta vecina rumana de la provincia de Cuenca sí ha logrado ejercer su profesión en España, mientras otros muchos extranjeros desempeñan puestos de trabajo que nada tienen que ver con su formación ni con su ambición, pues el proceso de convalidación, entre otros motivos y circunstancias, sigue siendo para muchos un importante obstáculo.