Javier Caruda de Juanas

Javier Caruda de Juanas


De puentes y ciclos

09/12/2021

Bueno, pues ya es oficial. Nos acabamos de ventilar el último puente del año. Los más afortunados habrán podido disfrutar de cinco días festivos mientras que los menos habrán tenido que trabajar en ese extraño día entre constitución e Inmaculada. La verdad es que no entiendo cuál ha sido la razón lectiva por la que el pasado martes ha sido día con actividad docente, seguramente el hecho de que nuestros escolares hayan tenido clase nos ha asegurado una nueva generación de deslumbrantes médicos e ingenieros. En fin, cosas veredes amigo Sancho. Pero no quería amargarles la mañana con una nueva queja. He de decirles que son varios los motivos por los que podemos incorporarnos a nuestros quehaceres razonablemente contentos.  En primer lugar, coincidiendo con la celebración del vigésimo quinto aniversario de la declaración de Cuenca como ciudad patrimonio de la humanidad, ha podido abrirse al tránsito peatonal la famosa calle Canónigos. Hemos podido ver un puente de San Pablo atestado de afortunados turistas que han contemplado desde el mismo la  icónica imagen de nuestras Casas Colgadas. Y puesto que la rehabilitación se ha hecho en un tiempo casi record,  estaría bien que esta celeridad pudiera usarse también en el resto de intervenciones que nuestra ciudad requiere. En segundo lugar, seguimos siendo un referente en esto del turismo de interior. No ha habido más que ver cómo se encontraban las calles y plazas, así como buena parte de nuestros monumentos visitables. Sería también deseable (insisto en esta idea) que se mejorase la señalética del casco con el fin de dar una mayor y mejor información a todo aquel que nos elija como destino para descansar y relajarse del ajetreo diario. Por cierto, y ya que hablamos de turismo, les recomiendo que vean el vídeo promocional de nuestra provincia, realizado por la Diputación y protagonizado por Antonio Resines. Sencillamente, estupendo. 
    Pero para mí, sin género de dudas, la grandísima noticia de este frío comienzo de diciembre ha sido la celebración del ciclo de adviento organizado por la Semana de Música Religiosa.  Seguramente para el común de los conquenses, la SMR es ese pariente del que conocemos poco de su vida pero del que nos sentimos muy orgullosos de sus logros. Nuevos aires corren para la SMR encarnados en la figura de un nuevo director artístico que ha de darle una impronta distinta. Desde luego que hay que concederle el beneficio de la duda hasta la próxima edición de la SMR pero es toda una declaración de intenciones el hecho de haber sido capaz de organizar tan magnífico ciclo en tan poco tiempo.  La respuesta del público ha sido espectacular vendiéndose la práctica totalidad de las entradas. Además, dirán ustedes que es una tontería, pero el hecho de poner a disposición de los espectadores una cálida manta para poder disfrutar del concierto del viernes en la SICB, nos indica que se intenta mimar también al público con el fin de retomar el especial vínculo que con él ha tenido siempre la semana. 
    Decía Cervantes que la música compone los ánimos descompuestos. Bien, abramos la puerta de par en par a esta nueva etapa de la SMR, a todos nos irá mejor.