Los embalses están en la cuerda floja: menos de un tercio

Leo Cortijo
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Alarcón, Contreras y Buendía apenas acumulan 1.100 hectómetros cúbicos, el 31 por ciento de un aforo total que ronda los 3.600, y eso supone reducir el caudal en más de 230 hectómetros cúbicos en un año.

Imagen del embalse de La Toba, en un estado paupérrimo, a finales del pasado mes de agosto. - Foto: Reyes Martínez

Todo el mundo mira al cielo y se encomienda a aquello en lo que cree. No cae ni una gota de agua. Llover, lo que se dice llover, prácticamente nada desde el pasado mes de abril. Y ya ha pasado el tiempo... Los insignificantes oasis en este triste desierto hídrico se han traducido en pasajeras tormentas de verano que apuntaron sin terminar de disparar. El problema no se soluciona con efímeras borrascas por mucho que veamos correr rieras y gorgotear arroyos de vez en cuando. Bien lo saben los hombres y las mujeres del campo, trabajadores de la tierra que se ganan el sustento en gran medida gracias al agua que cae del cielo. Es su pan... y también el nuestro, pues son los encargados de colocar en el lineal del supermercado lo que nos llevamos a la boca todos los días.

Así las cosas, el verano ha sido negro, uno de los más secos de cuantos se recuerdan, y el otoño, estación proclive para las lluvias, no ha comenzado precisamente con buen pie. Esto, irremediablemente, tiene su repercusión en los pantanos de la provincia, cuyas reservas totales ni siquiera llegan a un tercio de su nivel (31 por ciento). Apenas hay 1.125 hectómetros cúbicos de agua embalsada dentro del aforo total, que ronda los 3.600. Hace justo un año el nivel alcanzaba el 37,5 por ciento, por lo que en estos 365 días por el camino se han quedado algo más de 234 Hm3. 

Buendía, dentro de la Confederación Hidrográfica del Tajo, pasa por una situación pírrica, ya que se encuentra solo al 16 por ciento de su nivel, con apenas 262 hectómetros cúbicos. Un guarismo preocupante muy alejado del que registraba justo antes de que el verano comenzara a desperezarse, y es que este pantano ha sufrido con creces la falta de lluvia. En solo tres meses y medio ha perdido un 38 por ciento su nivel. 

Los embalses están en la cuerda floja: menos de un tercioLos embalses están en la cuerda floja: menos de un tercio - Foto: Elaboración propia

Contreras, en la Confederación Hidrográfica del Júcar, tampoco pasa por un buen momento. Afora poco más del 35 por ciento (302 Hm3) aunque, y esto es lo positivo, el año pasado por estas fechas aún tenía menos agua (32,6 por ciento). Con todo, no es ajeno a los avatares estivales y ha perdido más de una decena de hectómetros cúbicos. Dependiente de esta misma Confederación, es el pantano de Alarcón, que mejora las cifras que presentan los dos anteriores. Ahora mismo se encuentra al 49 por ciento con 552 Hm3. Eso sí, en octubre de 2021 las reservas ascendían hasta casi los 565 hectómetros cúbicos. La temporada veraniega ha hecho mella al perder un diez por ciento de agua embalsada.

Cuenca cuenta con dos recursos hídricos de mucho menor tamaño. Son La Toba y Molino de Chincha. El primero de estos dos afora algo menos de diez hectómetros cúbicos, de los que ahora apenas hay cubiertos tres, es decir, menos de un 30 por ciento del total. El segundo es algo menor en tamaño –seis Hm3–, aunque es cierto que presenta una salud envidiable viendo el panorama del resto de embalses provincial. Podemos decir que está prácticamente lleno, con unos 5,5 hectómetros cúbicos cubiertos, lo que eleva su nivel por encima del 91 por ciento.