La historia cuelga de un hilo muy fino

Diego Izco
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El Real Madrid es el único equipo que superó las 28 liguillas en la máxima competición... hasta ahora. Todas las rachas se terminan: ni el Bayern ganaría para siempre ni el Marsella lo perdería todo

La historia cuelga de un hilo muy fino

La historia bebe de lo que sirvan sus leyendas al otro lado de la barra. Uno de esos tragos largos más legendarios es:«El Real Madrid siempre ha superado la liguilla de la más alta competición». No solo en su actual formato:desde un nacimiento en la 95/96 hasta esos engendros entre la 99/00 y la 02/03 en las que hubo también liguilla en segunda fase. 28 de 28, un hito asombroso... que cuelga de un hilo. El club blanco arriesga como el funambulista que camina por la cuerda floja sin red de seguridad:el año pasado ya perdió ante el CSKA los dos partidos y este año ha tocado ridículo ante el Shakhtar, el mismo equipo al que el Moenchengladbach le hizo un parcial de 10-0 en los dos partidos. La Historia, sí, dice que el próximo miércoles el Madrid, en un giro sobradamente esperado de los acontecimientos, sacará ese ‘espíritu Champions’ que posee y ganará con justicia, suerte o merecimiento (pero ganará) al equipo alemán. Pero, ¿y si es este año?

las rachas. Porque las rachas, en efecto, están para romperse. Cuando un equipo acumula 10, 12 partidos sin ganar, el técnico rival planifica el partido con un miedo atroz: «¿Seremos nosotros los ‘pringaos’ contra los que rompan la dinámica?». Esta jornada se quebraron dos de esas rachas históricas en la competición. El Bayern de Múnich acumulaba 15 victorias consecutivas, un hito sin precedentes en la Champions... y el Atlético le cortó las alas con un 1-1 en el Wanda Metropolitano; precisamente el ‘Atleti’, poseedor de las 16 victorias consecutivas como hito continental (aunque en la Europa League)... Hasta ahí llegó el hito bávaro, aunque Flick no tiene cara de ser precisamente un enamorado de las estadísticas: ya era primero de grupo. Rotó. Debutó hasta el utillero. Y aun con todo salió con empate de casa del mayor rival... 

La otra racha rota en la quinta jornada fue la del Olympique de Marsella, que acumulaba 13 derrotas consecutivas (ya son ganas de hacerlo mal) en Liga de Campeones. Dos penaltis convertidos por Payet supusieron los dos primeros goles del club francés en esta Champions y convirtieron un 0-1 en un 2-1 bien festejado a orillas del Mediterráneo. Se ignora si Pedro Martins, técnico del Olimpiacos, reconoció: «Al final fuimos nosotros los ‘pringaos’». 

otra alegría. Calcando los biorritmos de Kiev en la cuarta jornada, el Barça de Budapest volvió a divertirse. Ni el Dinamo ni el Ferencvaros son equipos que le discutirían un puesto en la zona tranquila al Elche, por ejemplo, pero no deja de ser la Liga de Campeones... y un puñado de canteranos y no habituales ejecutando un partidazo. Hay otro tipo de alegría en un equipo plagado de ‘extraños’; ya no es solamente la intención de agradar al que manda, sino la posibilidad de sentirse parte de la maquinaria, ver que todo fluye sin el genio (Messi) y demostrar que los equipos se hacen del primer delantero al último portero. 

un error. El Sevilla se jugaba el primer puesto del grupo. El mismo Sevilla juega este fin de semana un partido de Liga ante el Real Madrid. Como si Lopetegui tuviese alguna espina clavada en blanco (¡ja!), prefirió guardárselo casi todo y el Chelsea, sencillamente aprovechando la coyuntura, le hizo un 0-4 de los que escuecen. Mala idea.