Sensibilidad, transparencia y sacrificio son tres palabras que definen a Vega, alter ego de Mercedes Mígel Carpio (Córdoba, 1979). Veinte años de carrera y diez discos son el bagaje de una artista que llega este viernes a Cuenca (Sala Directo, 23,00 horas). Convertida ahora en Mirlo Blanco, su último disco, actúa por primera vez en Cuenca dentro de la gira Vertebrada, en la que el público tiene la opción de elegir sus temas favoritos al comprar la entrada.

Cuenca es la tercera parada de la gira Vertebrada. ¿Cuál ha sido la respuesta del público en Toledo y Málaga?

Es una gira muy bonita porque son aforos más pequeños que en un formato acústico te devuelve a ese origen como artista, que es un poco lo que vengo a celebrar. Esa cercanía al público ta aporta algo que en una sala grande, en eléctrico, disfrutas pero se pierde. En cuanto a la respuesta del público... Conocen mi repertorio y lo eligen ellos. Se encuentran en un concierto en el que suenan sus canciones, las que han elegido ellos. Van a ver a la artista que quieren y con la que hay cercanía. 

¿Cómo son estos conciertos?

Son conciertos muy bonitos a nivel emocional y musical también porque se revisan las canciones de una forma más primitiva, con el espíritu de  cuando nacieron. La complicidad con el público es total. Ver esas caras de felicidad es contagiosa. Me emociono. A veces me da ese pudor de pensar que llevo veinte años aquí y esta gente lleva años escuchando mis canciones, formando parte de su columna vertebral de la banda sonora de su vida y eso tiene un valor  que no se paga con dinero.

¿Tenías necesidad de una gira acústica? ¿Te lo pedía el cuerpo?

Me lo pide el cuerpo siempre. Con cada disco al final me lo ha pedido.Soy una chica que con 15 años cogió su guitarra y tocaba en bares, en salas pequeñas. Luego vino el gran salto. Después volví y quise desdibujar todo aquello y empecé en El Búho Real [sala de Madrid] con una guitarra y una voz. La carrera se construyó con una guitarra y una voz. Fuimos creciendo y aquí estamos veinte años después con diez discos a la espalda. Todo hecho a base de esfuerzo y no sólo a golpes de éxitos, sino a golpe de trabajo, con mucha vocación y dedicación. 

¿Está ahí, en ese perseverancia y vocación, la clave de tu carrera?

Forma parte de mi esencia porque soy una narradora de historias. Historias que son reales de verdad y tan normales... Porque a pesar de ser artista vivo una vida muy normal. Cuando nos quitan los focos es una vida exactamente igual que la de los demás y el público se da cuenta. Son canciones tremendamente empáticas y necesito sentirme una más, el cara a cara, el saber que no he perdido la esencia, que tengo los pies en el suelo y que sé de dónde vengo y adónde voy.

Muchas de tus canciones forman parte d e la banda sonora de muchos de tus seguidores. ¿De algún modo esas canciones son de quien las necesita?

Llevo veinte años recibiendo mensajes por un lado y por otro, en persona. Antes había un foro cuando nadie utilizaba internet y ahora están las redes sociales, con una acceso más directo, y hay gente que me dice 'me mirabas por una mirilla cuando escribiste esta canción' y yo le contesto que 'si tú te ríes y disfrutas con ella, yo la reí, la disfruté y bailé primero; si tú lloras, yo lloré primero con ella'. Es decir, que todo lo que sientas con la canción es honesto y es real. No es que mire por una mirilla, 'es que tu vida no es muy diferente a la mía. Al final, esa cotidianidad que tienen mis canciones es muy importante porque forman parte de la banda sonora de su vida ya que cuentas sus historias. Para mí es un éxito que quien escuche mis canciones las haga suyas y encaje su historia. 

¿Qué temas son los que más te piden en esta gira?

Me están pidiendo de todo pero congratula que muchas de las elegidas son de los últimos cinco discos como independiente. Es un síntoma de una artista que murió cuando salió de una multinacional y que para mi público sigo viva. No vivo sólo de los éxitos radiables de 2004 ó 2008. Estamos en 2022 y encaro un 2023 con un repertorio sólido, sabiendo que las canciones de mis últimos años tienen un peso igual de importante que las primeras. También hay nostálgicos que piden esa canción que llevamos siglos sin escuchar. En cada ciudad las peticiones son distintas. En la ciudades en las que más he tocado piden cosas más antiguas porque hace años que no las oyen.

En Cuenca no habías tocado...

No he tocado nunca y la presión de los últimos discos es superior que en otros conciertos.

Loba, reina pez, mirlo blanco, madriguera, mariposa... ¿Por qué el reino animal está tan presente en tu obra?

Honestamente porque me parece más transparente y primario, en el buen sentido. Soy una superviviente en el mundo de la música y de la industria musical. He tenido que esforzarme como un animal que ha tenido que sobrevivir en su entorno.  A un animal nunca le vas a ver una doble cara. Cuando se tiene que defender lo hace, cuando tiene que ser protector, lo es... En el símil con los animales que he ido eligiendo está esa transparencia que intento trasladar como artista y la verdad de quien soy.

Esa supervivencia te llevó a crear tu propio sello discográfico (La Madriguera Record) No habrá sido fácil...

Nada es fácil. Desde la gira de Vertebrada, que me pareció una súper idea... Es la historia de mi vida. Cuando me digo qué te queda por hacer, respondo que 'espero que mucho' porque será algo que intente. No me siento cómoda apoltronada haciendo lo que ya funciona. Necesito progresar. Ya de por sí montar un sello discográfico es un reto.

En Mejor mañana hacías toda una declaración de intenciones con eso de «qué hacer si siempre hay un motivo para seguir». ¿Dicho y hecho?

Cuando estamos revisitando canciones antiguas en Vertebreda me doy cuenta. El otro día en Toledo toqué el primer sencillo, un single suelto de la academia de Operación Triunfo. Escucho Grita y pienso: qué claro lo tenía. Me sorprendo a mí misma.