El problema de conseguir una agricultura más limpia

SPC
-

Para 2030 hay que reducir la toxicidad de los productos fitosanitarios, pero la industria que los fabrica lamenta que la regulación comunitaria no ayuda a conseguir este fin

El problema de conseguir una agricultura más limpia - Foto: Rubén Serrallé

El campo europeo va a tener que reducir el uso de productos fitosanitarios. Uno de los objetivos de Bruselas es que estas sustancias reduzcan su toxicidad en un 50% para 2030, ya sea empleando menos cantidad o bien utilizando nuevos principios activos que presenten menos peligro para los ecosistemas y el ser humano. Y eso no se logra de la noche a la mañana.

Los agricultores europeos necesitan herramientas innovadoras que les permitan proteger sus cultivos de plagas, enfermedades y malas hierbas llegado ese punto, pero no es tan sencillo. Sobre el compromiso de la industria fitosanitaria europea en el desarrollo de nuevas soluciones destinadas a la sanidad vegetal, el director general de CropLife Europe (que agrupa a las empresas más importantes del sector), Olivier de Matos, afirma que «el actual marco regulatorio se está convirtiendo en un cuello de botella para el desarrollo de nuevas soluciones. Una sola de estas sustancias puede tardar hasta siete años antes de su puesta a disposición del agricultor europeo (desde que la industria la obtiene). Esto significa que una solución desarrollada hoy en día llegaría al mercado en la fecha límite fijada por la estrategia comunitaria 'De la Granja a la Mesa'».

Las biosoluciones son parte fundamental de la caja de herramientas con la que los agricultores cuentas proteger sus cultivos. Si bien es cierto que a día de hoy no pueden reemplazar a todos los productos convencionales, hace falta un marco regulatorio que acoja y premie la innovación. Si no se consiguen sustancias sustitutivas, cuando llegue 2030 los agricultores no podrán usar muchas de las que ya existen y la producción caerá en picado.

En cuanto a la importancia de la innovación en el campo de la agricultura de precisión y tecnologías digitales para ayudar a los agricultores cumplir con los objetivos del Pacto Verde Europeo, de Matos sostiene que «al invertir en el desarrollo de estas nuevas tecnologías agrícolas facilitamos a los agricultores producir de una manera más sostenible. El uso de este tipo de técnicas tiene el potencial de reducir el empleo de productos fitosanitarios entre un 20-30% y el área de cultivo a tratar en un 50-80%. Sin embargo, a pesar de este ritmo acelerado de investigación y desarrollo, la mayoría de las nuevas herramientas no llegarán a aprobarse por las autoridades cuando más lo necesitan, antes de 2030».

Las encuestas confirman que los agricultores están dispuestos a implementar nuevas herramientas digitales y de agricultura de precisión, pero reclaman más incentivos económicos para apoyar esta transición e inversión. Entonces, ¿cómo se puede avanzar más rápido y más lejos? «Necesitamos un entorno que favorezca y no desincentive la inversión, así como una mejor infraestructura digital, capacitación de usuarios y disponibilidad de datos» concluye Olivier de Matos.

En estos tiempos en los que el impacto del cambio climático en la agricultura y la invasión rusa de Ucrania están alimentando una creciente crisis alimentaria en muchas partes del mundo, las biosoluciones y técnicas de precisión en innovación agrícola, sin duda, pueden tener un impacto positivo en nuestras necesidades de soberanía alimentaria.