«No todo vale en el mundo de la artesanía»

José Luis Enríquez
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El ceramista, que acaba de recibir la Medalla al Mérito Artesano de Castilla-La Mancha, subraya importancia de la funcionalidad y la estética de las piezas que elabora desde hace casi 40 años

Fernando Alcalde en su taller de la capital - Foto: Reyes Martínez

Miles de piezas han pasado por las manos expertas  de Fernando Alcalde (Cuenca, 1964) a lo largo de casi cuatro décadas de entrega a una pasión: la cerámica. Este ceramista conquense acaba de recibir la Medalla al Mérito Artesano de Castilla-La Mancha, un reconocimiento que sirve de estímulo para un artesano que crea obras que hablan de lo esencial. Son piezas en las que la funcionalidad y la belleza se funden con un resultado ejemplar. Su obra es la recompensa de una intensa labor de autoexigencia, exploración del conocimiento, dominio de la técnica y observación del mundo vegetal. La tradición árabe y oriental marcaron el inicio de su proceso de formación, que llega hasta hoy con piezas que elabora en su taller de la calle Alfonso VIII y que han compartido una exposición de Renoir en el Museo Thyssen-Bornemisza. 

Es paradójico que este artesano sabio y paciente sea más conocido fuera de Cuenca. De hecho, ha participado en exposiciones y ferias nacionales e internacionales en Valencia, Madrid, Barcelona, Milán, Perpiñán, París, Oporto o Frankfurt. Tal vez, sea el resultado de su apuesta serena por crear piezas con vida propia, que sean para ser usadas, con vocación de permanencia y que combinan técnicas milenarias con la estética contemporánea.

Acaba de recibir la Medalla al Mérito Artesano de Castilla-La Mancha. ¿Qué supone para usted?

Ha sido un alegrón por reconocimiento al trabajo hecho en silencio durante tanto tiempo, casi 40 años.

¿La última pieza que ha hecho lleva la misma motivación que cuando empezó?

Pienso que sí. En principio con la emoción del arranque, del aprender, de tratar de conseguir una serie de cosas que uno tiene en la cabeza. Y ahora, sigo utilizando las mismas armas , con esa experiencia y ese conocimiento que he ido consiguiendo. Aunque esto es una carrera de largo recorrido.

Ser artesano no es fácil. Sabe bien lo que es trabajar contra las cuerdas...

No es una carrera fácil. Primero porque el nivel de conocimiento de la cerámica es bastante escaso, y el conocimiento con mayor amplitud de la artesanía, igual. Creo que la gente no tiene las ideas claras de lo que es la buena artesanía, la tradicional y la contemporánea. Hay una mezcla un poco de todo y creo que en la calle falta criterio para que la gente sepa diferenciar lo bueno de lo malo.

¿Cómo cree que se solucionaría?

Hay  varios apartados. Por ejemplo, la prensa especializada y lo que llamamos revistas de decoración ahora sí se ha puesto bastante las pilas porque estamos como en un pico de moda. Y la prensa diaria también. Por otra parte hace falta mayor criterio desde el punto de vista comercial, en concreto en las ferias de artesanía. Viendo cómo está la Feria de Artesanía de Cuenca a la gente que está en el mundo de la artesanía con seriedad se le cae el alma a los pies porque estamos en el vale todo, y no vale todo.

Sus piezas están hechas a mano, con corazón pero son funcionales, ¿Es así?

Sí. Me ha interesado siempre la cerámica utilitaria y el hecho del uso no quiere decir que se prescinda de la estética. Trato de unir la funcionalidad y la estética.Aunque mucha gente ve la artesanía como una cosa del pasado hoy esos oficios se siguen manteniendo. Sólo se han cambiado las formas. Hay otra estética, otras necesidades. Ahora, me parece que uno puede vivir rodeado de artesanía contemporánea, que puede ir desde un sombrero a una vajilla.

¿Influye mucho en su obra la contemplación de la naturaleza y del mundo vegetal?

El mundo vegetal me atrae especialmente, siempre he estado enredando, desde el cultivo de algunos tipos de plantas o salidas al campo. Aparte de que me gusta, también lo miras con otros ojos, te fijas en los tonos de verdes, las texturas, etc. y piensas qué cosas de ellas puedo traspasar a la cerámica.

Decía que la funcionalidad y la estética van de la mano. ¿Eso implica un  gran nivel de autoexigencia?

La funcionalidad y la estética deben estar juntas y ahí es donde debe estar el artesano porque no se consigue lo que se busca a la primera. Es cuestión de trabajar, de una y otra prueba, rectificaciones, retoques. No salen las cosas en una tarde. Hay que tener un nivel de exigencia porque no vale todo lo que sale de un taller.

¿Rechaza muchas piezas de las que elabora porque no le salen como pretende?

Sí. Hay piezas que desde que se hacen y hasta que decides sacarlas a la calle pasa un tiempo porque piensas que se puede mejorar. Yo a las piezas las defino como piezas de uso. Rodearte de objetos que son bonitos y que se usan. Una cosa que sí me apetece siempre es que mis piezas no se queden viejas. Hay objetos que son bonitos pero que si los ves años después piensas 'esto no me cuadra, se me ha quedado trasnochado'. Es algo que me preocupa entre comillas, intentas que pase el tiempo pero que la pieza permanezca, que tenga una estética atemporal.

¿La cerámica artesanal puede convivir con la industrial?

Si es industria ya no es artesanía porque los procesos son distintos. Tengo claro que pueden convivir pero con diferentes adelantos técnicos el mundo de la cerámica ha tenido un retroceso. La cerámica tradicional española está muy ligada al mundo rural pero en el momento que el agua llegó a las casas y aparecieron los plásticos muchas de las piezas de la alfarería tradicional dejaron de tener sentido. En diferentes países, antes que en España, empezó a salir una cerámica contemporánea apoyada en el oficio tradicional y en los métodos de trabajo, pero dándole otro sentido.Ahora mismo la cerámica contemporánea está destinada a un tipo determinado de personas, gente que tiene un tipo de sensibilidad diferente y que, unos por estética y otros por conocimiento, sigue utilizando artesanía pero con unas formas contemporáneas.

¿Por qué los cuencos y cilindros son una constante en su obra?

El cuenco me parece una de las piezas más bonitas, más básicas y más sencillas que hay. Cuando uno junta las manos está formando un cuenco, como animal de supervivencia es como acercarse a una fuente y beber agua con las manos.Ahí se forma un cuenco, el recipiente más básico para contener algo. Me parece una pieza muy útil que sirve para todo y para mí es una pieza fundamental. El cilindro es una pieza de una forma muy básica pero que cambiando las proporciones se puede conseguir desde un florero hasta un plato. Es una forma geométrica que me permite mucho juego. De hecho, tengo bastantes piezas que son cilindros.

Sus piezas se han exhibido en el Museo Thyssen-Bornemisza. ¿Son muchos los ceramistas que han podido exhibir en un escenario así?

Mi participación fue con motivo de una exposición del pintor impresionista Renoir que hubo hace tres ó cuatro años. En una sala había una serie de objetos que tenían relación con los sentidos. Me llamaron para participar con unos cilindros que llevaban unos perfumes y ahí se jugaba con la vista y con el olfato.

¿En qué más sitios se ha visto su obra y que clientes la han adquirido?

Uno de los últimos trabajos llamativos por el tamaño es un mural que hay en la cafetería del Parador de Cuenca. La mayoría de las piezas están en manos de particulares, desde una vajilla, a piezas de uso y decoración. Hago algo que me gusta pero que tengo que vender para vivir. 

También grandes chefs tienen sus vajillas...

Sí. Hice la vajilla para los hermanos Torres en su restaurante de Barcelona durante un par de temporadas o también para Mario Sandoval hice algunas cosas.

¿Por qué es más conocido fuera de Cuenca?

Puede ser por el desconocimiento que hay en la calle del mundo de la cerámica. En otros sitios soy bastante más conocido. Supongo que ir a las ferias, sobre todo acudir a la de Madrid durante tantos años, me ha permitido extenderme por España. He pasado la crisis económica, la pandemia y todos esos avatares, pero contra viento y marea ahí sigo.

¿La artesanía tiene el apoyo y la protección que se merece de las administraciones públicas?

Necesitamos más apoyos, pero que no sólo es de ayudas económicas. Muchas veces las ayudas pueden ser más sutiles, pero más reales. Por ejemplo, que las autoridades consuman más artesanía puede dar pie... Muchas veces no es cuestión de subvenciones, que están bien porque abrir talleres cada vez es más complicado por los costes. Muchas veces la ayuda sería conocer lo que se hace en la provincia.

¿Hay intrusismo profesional?

Sí. Se ve la artesanía como un divertimento y el asunto es más serio. Por eso, la difusión de lo que realmente es la artesanía podría cambiar el panorama.

Estamos en otoño, una época de muchos colores. ¿Por qué colores o esmaltes se decanta ahora?

El hecho de mirar por la ventana y ver que la intensidad del solo poco tiene que ver con el del verano influye. Es otra luz. Ves cómo el verde ca cambiando a lo largo de la estación hasta que se caen. Muchas veces es mirar todos estos pequeños detalles. Hay muchas cosas que las tenemos al alcance de la mano. Es solamente pararse a observar. Tratas de quedarte con los tonos porque la naturaleza es imposible repetirla.Ahora con los verdes me apetece otro tono de ocre. Es lo que estás viendo. Es pararse a ver los pequeños detalles.