La pandemia dispara el impago de los alquileres casi un 40%

Leo Cortijo
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Cuenca es una de las provincias con menor morosidad, y es que los arrendatarios conquenses dejaron de pagar en torno a 2.700 euros en 2020, menos de la mitad de la media nacional que ronda los 6.300.

La pandemia dispara el impago de los alquileres casi un 40% - Foto: Elaboración propia

La huella de la pandemia se deja notar en todos los estratos de la economía en mayor o menor grado. No hay nada que escape a la incidencia de un virus con etiqueta de corona que todo o casi todo lo que ha tocado lo ha modificado de una forma sustancial. Y del ámbito económico al ámbito social, pues un apartado no se entiende sin el otro. La pandemia apretó las tuercas de infinidad de hogares y en algunos casos el margen entre la espada y la pared era muy exiguo. Por eso no es de extrañar que los impagos de los alquileres durante 2020 se dispararan a nivel nacional algo más de un 66 por ciento respecto al año anterior, según muestran los datos del decimotercer estudio del Fichero de Inquilinos Morosos (FIM).

Cuenca no fue ajena a ese incremento que todas las provincias notificaron en un año tan complicado. Ahora bien, lo más noticioso estriba en que éste fue uno de los territorios del conjunto nacional donde menos dinero adeudaron esos inquilinos morosos. Con un importe medio algo inferior a los 2.700 euros, la provincia presenta unos guarismos en este sentido que solo mejoran Zamora, Soria y Ávila. De hecho, la cantidad que dejaron de pagar los arrendatarios conquenses es menos de la mitad que la media nacional, que supera los 6.300 euros.

La tormenta del coronavirus no sacudió de la misma forma a lo largo del año. Lo peor coincidió con el confinamiento domiciliario y las diferentes olas. «La mayoría de los casos de impago se concentraron en los meses con medidas más estrictas, y es que a partir del verano fueron muchos los inquilinos que empezaron a resolver los pagos con sus propietarios», subraya el director de Estudios y Calidad de FIM, Sergio Cardona.

El estudio FIM sobre Morosidad en Arrendamientos Urbanos también muestra que el año pasado los arrendatarios que no hicieron frente al pago de sus obligaciones dejaron a deber una deuda equivalente a la renta de nueve meses. En Castilla-La Mancha esa cifra a ascendió a casi 4.300 euros. Por debajo de esa media se encuentran Ciudad Real y Albacete, con en torno a 3.350 y 4.000 euros de deuda, respectivamente. Por encima, Toledo con 4.600 y Guadalajara, puntal de la comunidad en este capítulo, con algo más de 5.700 euros.

«La diferencia de precios existente en cada provincia de Castilla-La Mancha y la influencia de los grandes núcleos de población próximos hacen que la morosidad media sea muy dispar en el conjunto del territorio castellano-manchego», argumenta Cardona.

Incremento notable. La morosidad creció en 2020 en todas las provincias a causa de la situación socioeconómica derivada de la Covid-19. Ninguna se libró de la quema. Ahora bien, en Cuenca llueve menos que en otros territorios, ya que fue una de las de su entorno donde menor incremento se registró. La pandemia elevó los impagos de alquileres un 38 por ciento, un nivel notablemente inferior al que notificaron guadalajareños y toledanos, con un 67 y un 65 por ciento, respectivamente. En esas dos provincias de la región, prácticamente, el crecimiento de la morosidad multiplicó por dos el de Cuenca. Un escalón por debajo se situó Ciudad Real, con casi un 60 por ciento; y en otro peldaño menor, Albacete, que aún presentando el incremento más parecido a Cuenca tuvo seis puntos más, un 44 por ciento.

La situación excepcional provocada por la Covid-19 hizo que muchos arrendatarios tuvieran dificultades para hacer frente al pago de sus obligaciones. «En los últimos meses hemos visto que muchos propietarios que no habían tenido ninguna incidencia con los pagos de su inquilino, vieron comprometida su estabilidad económica al dejar de percibir ingresos de una de sus principales fuentes, como es el alquiler», analiza Cardona.

Menor impacto laboral. CEOE Cepyme Cuenca, por su parte, relaciona de manera «clara» la menor morosidad en los inquilinos, aunque haya registrado una subida con motivo de la pandemia, con el hecho de que ésta ha tenido una menor incidencia sobre los puestos de trabajo. De esta forma, este mismo indicador en lugares como Asturias se ha dejado notar menos al ser una región en la que el sector secundario es muy fuerte y no ha registrado efectos tan negativos como otros.

En el caso de la provincia conquense es cierto que el sector servicios sí ha sufrido una intensa crisis y es uno de los mayores generadores de empleo en Cuenca, «pero los inquilinos están directamente relacionados en un alto porcentaje con el sector público y es ahí donde se minimizan estas cifras», apuntan desde la patronal. De todos modos, califican como buena noticia el hecho de que esta morosidad esté entre las más bajas de España en un momento en el que el mercado del alquiler se mueve a gran velocidad, con inmuebles que apenas duran horas desde que se anuncian hasta que encuentran un inquilino.

«En Cuenca hay un mercado muy dinámico con épocas altas como septiembre y octubre, vinculado a la presencia de universitarios en la ciudad, pero también mucha presencia de empleados públicos que buscan un lugar donde establecerse para desarrollar su labor profesional», añaden desde CEOE, y es que son perfiles de inquilinos que «normalmente no suelen dar problemas a la hora de pagar sus obligaciones».