Un sector en jaque

Leo Cortijo
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El panorama actual es muy complicado para las empresas que se dedican al transporte de viajeros por carretera, y es que el estallido de la pandemia llegó «en el peor momento posible» y, además, les ha afectado «de lleno»

Un sector en jaque - Foto: Reyes Martínez

El sector del transporte de viajeros por carretera se encuentra en jaque y espera con incertidumbre que no se convierta en ‘jaque mate’ para muchas de sus empresas. El panorama actual es sobresalientemente negativo, y es que el estallido de la pandemia llegó «en el peor momento posible» y, además, les ha afectado «de lleno». Así lo explica a La Tribuna Ana María Valladolid, responsable de Rubiocar, una de las sociedades más importantes en este sentido de la región. «Nuestro agosto particular es desde San José, en marzo, hasta que termina el curso académico, en junio, y ahí es justo cuando todo se vino abajo en cuestión de horas», señala.

El suyo es uno de los sectores «más golpeados» por la crisis del coronavirus porque, básicamente, se dedican al transporte de personas y éstas, durante mucho tiempo, han tenido que permanecer encerradas en casa y ahora, cuando pueden salir, todavía tienen miedo a viajar a través de este medio.

Valladolid hace una radiografía perfecta del funcionamiento de este sector, que se divide, fundamentalmente, en tres apartados. Uno lo formarían las líneas regulares, «que hemos tenido que seguir manteniendo con muy baja ocupación, pero que resultan imprescindibles en esta provincia porque hay pueblos que tienen que estar conectados con la capital». Otro sería el transporte escolar y todo lo que éste conlleva, como las excursiones de los niños y los desplazamientos de equipos deportivos. En su conjunto y de forma súbita se suspendió todo en marzo. El tercer apartado es el transporte discrecional y el turístico, que desde el inicio de la pandemia se encuentra «completamente acabado y tardará mucho en reanudarse», pues precisa de una confianza en el viajero que ahora mismo no se tiene.

Con este panorama sobre la mesa, ¿cuál es el futuro que aguarda a medio y largo plazo? Valladolid responde a esta pregunta con un punto de partida clarividente: «Cuando todo empezó, planteamos unas expectativas optimistas, otras realistas y otras pesimistas; pues bien, las realistas ya las estamos consumiendo y creo que vamos a ir a las pesimistas...».

En este sentido y vislumbrando ya el horizonte, espera que los colegios retomen su actividad en septiembre, pero se desconoce todavía si se llevarán a cabo actividades extraescolares. A juicio de la gerente de Rubiocar, «parece difícil» volver a esa relativa normalidad nada más empezar el curso, y por eso espera que sea a partir de primavera. En lo que respecta a las líneas regulares, recalca que en estas zonas tan despobladas la supervivencia de las mismas las apoya en parte la Junta de Comunidades y así tendrá que seguir siendo. Y, por último, en relación al transporte turístico, reconoce que «no sabría decir una fecha concreta», al tiempo que apunta que en el sector «se habla de que ni siquiera el año que viene habrá recuperación completa y que nos iríamos a finales de 2022 o principios de 2023».

Una difícil situación. Para entender, en parte, la situación actual por la que atraviesa el sector puede valer el ejemplo de Rubiocar, que cuenta con algo más de 160 vehículos y otros tantos conductores. La inmensa mayoría de los autobuses están parados en este momento y para capear lo peor del temporal esta empresa se vio obligada a disponer de un fondo ICO avalado por el Estado y a plantear un ERTE a gran parte de la plantilla. Para más inri, Valladolid señala que este sector está sometido a «inversiones millonarias» porque continuamente tiene que ir renovando la flota de vehículos, cuando ahora la recaudación es «prácticamente cero».

Por todo lo expuesto, el sector reivindica más ayudas, especialmente para aquellas empresas más pequeñas y de origen familiar. «Piden que no se les deje de lado, necesitan con urgencia que alguien se acuerde de ellas», comenta Valladolid, y es que el foco se ha dirigido al sector turístico y hostelero, «y nosotros somos los grandes olvidados». Entre otros muchos asuntos, piden que se les incluya dentro de las ayudas que recibirá el turismo o una bajada del IVA, por ejemplo.

Entre tanto, Rubiocar, como buena parte de las empresas del ramo, se ha preparado y se prepara para funcionar a pleno pulmón cuando la cosa vuelva a rodar, nunca mejor dicho. Por eso, lleva a cabo una titánica labor de higienización en todos sus vehículos. «Hemos hecho limpieza exhaustiva en todos los rincones de los autocares, desde las cortinas hasta las tapicerías, pasando por el circuito de ventilación», argumenta Valladolid, que aunque entiende la «cautela» de la gente, afirma estar «preparadísimos» para ofrecer «todas las garantías» posibles a los usuarios.