Antonio Herraiz

DESDE EL ALTO TAJO

Antonio Herraiz


Se impone la política

11/11/2022

La gran playa de Guadalajara va de Sagunto a Benicasim. No es fenómeno moderno, que los hay que llevan veraneando allí casi medio siglo. ¿Pero no nos habían vendido la burra del Mar de Castilla? Mediado ya noviembre, con Entrepeñas y Buendía al 20% de su capacidad entre los dos, aquel slogan turístico se limita a una aspiración excesivamente pretenciosa. La Castilla profunda, queda, aunque cada vez más vacía, y la playa se esfuma, a la espera de un futuro más optimista que ni se roza. A la vista está. El caso es que, de julio a agosto, en el paseo marítimo de Moncófar o en el de Canet de Berenguer hay más alcarreños por metro cuadrado que en la calle Mayor de Guadalajara capital. Y molineses ni te cuento. Es Molina d'Or, la ciudad de vacaciones de todo el Señorío. La Autovía Mudéjar que llega casi hasta el mismo arenal es una salida rápida y cómoda desde Monreal del Campo y a los paisanos de la comarca les permite incluso ir y venir en el mismo día. Así pasa, que hay momentos en los que hay más molineses en aquellas playas que en el Casino de la Amistad.
A la playa de Guadalajara se va a ir una moderna fábrica de baterías para vehículos. El grupo Volkswagen, del que forma parte Seat, pretende invertir en la planta de Sagunto 3.000 millones de euros, que servirán para desarrollar aún más esta próspera comarca de la Comunidad Valenciana, que no se parece en nada al medio rural que la nutre de turistas en verano. La inversión ha estado en el aire hasta el último suspiro. La multinacional del automóvil consideraba insuficientes las ayudas incluidas en eso que han llamado PERTE, que es el proyecto para impulsar los vehículos eléctricos. Al final son 400 millones en ayudas que vienen de los fondos europeos. Como el Gobierno de Sánchez fue incapaz de convencer a los de Volkswagen, tuvo que mediar el presidente valenciano, Ximo Puig, que, a medio año vista de las autonómicas, sabe que hubiera supuesto un rejonazo para sus intereses electorales. El propio Gobierno de Puig ha arrastrado al de Sánchez para que completen esas ayudas y créditos favorables con fondos propios.
A los de Villar de Cañas, como a los de Molina de Aragón, la playa les pilla relativamente cerca. En poco más de dos horas se han plantado en Valencia. Con apuesta de por medio o sin ella -a veces con un golpe en la barra sirve y un 'a que no hay-', vas hasta la playa,  te comes una paella y te vuelves en un tris. Coincide que el mismo día en el que se confirmaba la gigafactoría de Sagunto, el Gobierno enterraba de forma definitiva la creación de un almacén temporal centralizado en este pueblo de Cuenca. Dice Teresa Ribera y su ministerio que cada central nuclear se guarde sus propios residuos radiactivos.
Desde Castilla-La Mancha, el Gobierno de Page se ha opuesto desde el minuto uno a esta instalación. Antes incluso de llegar al Palacio de Fuensalida, el presidente de la Junta enarboló la bandera contra este ATC que ha quedado desestimado. Es una postura política que ahora se ha de enfrentar con la realidad. Si esos residuos nucleares eran tan nocivos para los vecinos de Villar de Cañas, ¿no lo es la basura radiactiva que va a permanecer en Trillo y en Zorita? La seguridad de los almacenes individualizados de cada nuclear están garantizados, como también lo iba a estar esa instalación que, por ser de nueva construcción, incorporaría tecnología mucho más avanzada con la que se añadiría un plus de garantía. Ha quedado en evidencia, por tanto, que era una cuestión política y no técnica.

«El Gobierno entierra el ATC de Villar de Cañas mientras Trillo y Zorita seguirán guardando sus residuos»