Del campo al plato

Leo Cortijo
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Casi medio siglo después de que Félix y Araceli pusieran la primera piedra del negocio en Villalba de la Sierra, hoy, tres generaciones después, 'Cárnicas Araceli' es un referente en la carnicería de proximidad.

Del campo al plato - Foto: Reyes Martínez

Villalba de la Sierra, años 70. Ese es el dónde y el cuándo de Cárnicas Araceli. Allí y entonces, Félix y Araceli se esmeraron todo lo que pudieron y más por ofrecer los mejores productos cárnicos a sus vecinos. Casi medio siglo más tarde y tres generaciones después, «aquí seguimos trabajando con la misma ilusión y el mismo empeño», destaca Javier, responsable del negocio. Él conoce de sobra lo que es «mamar» esto desde bien pequeñito, pues es algo que siempre le ha rodeado. Ha tocado todos los palos posibles que se pueden tocar. Como todos los autónomos de este país, destaca, «somos hombres orquesta en nuestros negocios» y por eso en un mismo día no es raro verlo detrás del mostrador, despiezando en el matadero o montado en el coche porque está repartiendo sus productos.

Unos productos, subraya, que llevan por bandera la «calidad». En Cárnicas Araceli no lo entienden de otra manera. Los elaboran ellos mismos en su centro de producción propio. Son especialistas en embutidos de caza y cerdo de elaboración artesana sin conservantes ni colorantes, sin gluten ni lactosa. Unos embutidos que se venden como rosquillas en su tienda en pleno centro de la ciudad, donde desde hace seis años atienden a una clientela «muy fiel» que ya no es solo eso, pues es «como una familia», apunta este avezado carnicero. «Muchos clientes de Cuenca subían a comprar a Villalba y nos pedían que montáramos un negocio aquí», remata.

La gente no para de entrar y salir. Algo tendrá el agua cuando la bendicen... Javier dice que la única receta para el éxito es «trabajo, trabajo y más trabajo». Esto, eso sí, combinado con ofrecer los mejores productos y dispensar «el trato más cercano posible a todo el que entra por esa puerta».

Una de las patas de esta empresa son los productos gourmet. Los ofrecen apostando por el kilómetro cero y el proveedor de cercanía, y por eso no es raro encontrar en la tienda desde legumbres hasta quesos, pasando por vinos, aceites y conservas de la tierra. No hay que olvidar que trabajan directamente con los ganaderos de la Serranía. Ahora bien, el gran salto en este capítulo lo van a dar el año que viene, apostando por productos gourmet «de quinta gama», es decir, «platos preparados en horno a baja temperatura –como pato confitado o jarretes de cordero– para que la gente se los pueda llevar a casa, calentarlos un poquito y... ¡listos para comer!». Y merece la pena, sobre todo por ese equilibrio tan difícil de conseguir como es el de calidad-precio. «Como lo hacemos todo nosotros y podemos decir que va del campo al plato, es mucho más fácil», recalca Javier.

En Cárnicas Araceli no paran durante todo el año, pero si hay una época en la que el negocio entra en absoluta ebullición es durante las fiestas navideñas. Ahora atraviesan los días de mayor actividad, justo antes de Nochebuena o Navidad. «En estos momentos tenemos que redoblar esfuerzos», comenta Javier, y es que todo el mundo quiere las mejores viandas para su mesa. Es su gran prueba de fuego. Aunque la calidad se demuestra día a día, en periodos así es cuando se puede marcar todavía más la diferencia. Javier se expresa con la tranquilidad del que sabe que ofrece de lo bueno, lo mejor. «Del campo al plato» –insiste– como principal argumento de peso.