Paraíso micológico

J. López
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El presidente de la Asociación motillana La Cocorra cree que aunque la temporada es «atípica», los aficionados podrán disfrutar del campo y de la recogida de especies

La lluvia, la humedad, el calor del otoño, son condiciones imprescindibles para una buena campaña de setas y hongos. Las condiciones se han dado este año para que le temporada sea buena, sin embargo, ni los propios micólogos saben porqué las setas no terminan de brotar. Quizás sean las temperaturas bajas matinales o la sequedad que ha padecido el campo en toda la primavera y durante el verano, pero lo cierto es que  la campaña no termina de ser todo lo buena que se esperaba. No obstante, Cuenca sigue siendo un verdadero paraíso micológico, frecuentado en estos días por los aficionados conquenses y de otras provincias.  
«No termina de arrancar. No sabemos a que es debido, pero yo lo achaco a que no han caído tormentas buenas en verano», cree el presidente de la asociación micológica La Cocorra de Motilla del Palancar, José Mora, que piensa que «salieron algunos níscalos, boletales, pero luego se paró todo. Se puede decir que la temporada es atípica, porque se necesita temperatura y humedad, pero este año también ha faltado eso».
Mora, que achaca la campaña irregular al cambio climático, opina que aún es pronto y, todavía, hay días por delante para disfrutar de una salida al campo y recoger las especies de mayor valor culinario. «Supongo que al final se arreglará y podremos disfrutar del campo y de las setas que recojamos».
 
Educación micológica. Esta afición, a la que se han sumado en los últimos años muchas personas, devuelve a los conquenses a la sana costumbre de pasear por el bosque en busca del preciado hongo, aunque muchos se limitan a recolectar las setas más reconocibles. El micólogo conquense cree que «aún estamos a años luz de conocer las variedades. Nos hemos limitado a recolectar cuatro o cinco especies, el níscalo, el boletus, el champiñón y poco más, cuando hay unas variedades impresionantes que son buenas». Eso sí, ante la duda el micólogo recomienda que no se coja y sobre todo no se consuma, por miedo a su toxicidad o a su veneno mortal. «Es preferible recoger calidad, en vez de cantidad» asegura.
En otro de los aspectos que se ha mejorado, según ha podido observar el micólogo, es en la limpieza del monte. Aunque aún se pueden ver latas, bolsas y desperdicios desperdigados por los bosques, «creo que  se va avanzando algo. Voy notando que la gente es más cuidadosa, incluso a la hora de cortar una seta». Tampoco se ha notado la llegada de los grandes recolectores de setas que llegan provistos de rastrillos y que destrozan el monte para recoger el mayor número de especies, para posteriormente hacer negocio con ello. «Este año no lo he visto por Cuenca. También opino que se va avanzando poco a poco».
Por otro lado, dos municipios de la provincia (Valdemeca y Huerta del Marquesado) cobran una tasa de recogida a todos los que llegan al municipio en busca de especies. Otras localidades de la provincia se han interesado en esta iniciativa, aunque no la han puesto en marcha. 
No obstante, Mora opina que la medida es interesante, ya que repercute en el suelo del propio municipio, pero apoya establecerlo en toda la Serranía conquense, tal y como se hace en lugares como la Sierra de Albarracín. «Son 24 términos municipales que cobran cinco euros al día o 60 euros al año», explica, y aboga por establecer una licencia regional.
La asociación La Cocorra celebra el 14 y 15 de noviembre unas jornadas micológicas en Motilla, al igual que en numerosas localidades de la provincia, con varias salidas al campo, exposición de las setas recogidas y charlas informativas a cargo de expertos.