Toreo de salón... en el salón de casa

Leo Cortijo
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Los toreros capean el confinamiento como pueden y el toreo de salón que acostumbran a realizar en parques, jardines o recintos deportivos, queda ahora reservado para sus domicilios

Sergio López

El confinamiento al que obliga el estado de alarma decretado por el Gobierno para luchar contra la propagación del Covid-19 ha trastocado la vida de todas las personas. Sin excepción. Nadie está exento de cumplir con la obligación de quedarse en casa, a no ser que sea por una causa muy justificada. Y eso, inevitablemente, supone que las rutinas personales, en un grado u otro, se hayan visto alteradas de forma notable. Los toreros también tienen que capear con estas circunstancias excepcionales, y el toreo de salón que acostumbran a realizar en parques, jardines o recintos deportivos, se ha trasladado, nunca mejor dicho, al salón de sus casas.

Sergio López entrena a diario en la sala de estar de su casa, un piso que no dispone de patio y que le obliga a mover los muebles para poder utilizar sin problemas capotes y muletas. «No queda otra», comenta resignado, «quedarnos en casa es lo que tenemos que hacer todos». Además del entrenamiento con los trastos, muy condicionado por el espacio, este novillero sabe que es «fundamental» el mantenimiento del físico. «Intento no pecar y comer sano porque tantas horas en casa pesan a cualquiera», destaca. Además, realiza estiramientos y ejercicios básicos en apenas un par de metros cuadrados con el fin de seguir en forma. Lo peor de este sacrificio para Sergio es que, como el año pasado, durante estas semanas tenía previsto asentarse en Sevilla temporalmente para concentrarse y realizar tentaderos y tapias. «Eso se ha parado por completo y es una pena porque era muy importante para mi progresión», sentencia.

Una situación muy similar a la de Sergio vive Saúl Mialdea. En su caso, como novillero sin picadores, está inscrito en la Escuela Taurina de Guadalajara, que ha dado un frenazo en seco en su actividad. Él también se ve obligado a  entrenar en el salón de su casa, que es la habitación más grande de la vivienda. «Aparto los muebles y los sofás y así por lo menos puedes coger los trastos», afirma consciente de que «éste es el último recurso que queda» y que, a pesar de todo, «es mejor que estar parado sin hacer nada». El objetivo final es «si no mantenernos, por lo menos perder lo menos posible la forma física». Para ello, sigue las indicaciones del entrenador de su gimnasio, que a través de una rutina de ejercicios aprovechando el peso de su propio cuerpo, le mantiene activo. Sentadillas, flexiones, o abdominales no faltan en el día a día de este joven becerrista.

Saúl MialdeaSaúl Mialdea

Un pequeño «privilegio». El confinamiento cambia notablemente para los hermanos Pastor. Aitor Darío El Gallo, matador de toros, y Óscar Pastor Gallito, novillero sin picadores, pasan los días de encierro en la finca familiar de Ballesteros, aldea que pertenece a Villar de Olalla. Si el tiempo acompaña, no solo pueden entrenar el físico en la parcela, sino también el toreo de salón. Es mucho espacio al aire libre que ahora, tal y como están las cosas, es un «auténtico privilegio». «No es plato de buen gusto para nadie estar encerrado, tengas la vivienda que tengas, pero es cierto que dentro de lo que cabe aquí estamos bien», recalca Aitor. Asimismo, al ser dos, el toreo de salón lo llevan a cabo de forma conjunta y así, cuando uno hace de toro, el otro torea. Eso sí, si la meteorología es adversa, el utilizar los trastos queda reservado para el interior de la vivienda.

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Óscar Pastor 'Gallito'
Óscar Pastor 'Gallito'
Aitor Darío 'El Gallo'
Aitor Darío 'El Gallo'

Óscar, como Saúl, pertenece al centro formativo de Guadalajara y también ha visto cómo su progresión se ve mermada por el cierre temporal de la institución. Con todo, él y su hermano han establecido unas pautas rutinarias para mantener los niveles de elasticidad y fuerza, «vitales para cualquier torero». Aitor, por su parte, «tenía tres o cuatro tentaderos a la vista y ahora tendrán que esperar». El último torero de alternativa de Cuenca aprovecha la ocasión y manda «un abrazo enorme y muchos ánimos» a todos los conquenses aficionados a la Fiesta. «Pronto saldremos de ésta», finaliza el matador de toros.