Medidas de contención

Redacción
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Los comercios conquenses cumplen a rajatabla las medidas de ahorro energético, aunque no tienen claro cuál va a ser su efectividad e incluso temen que les repercuta en las ventas

Medidas de contención - Foto: Reyes Martínez

El uso de la energía tanto en Administraciones Públicas como en establecimientos privados, almacenes o centros comerciales cambia de paradigma con la entrada en vigor de un paquete de medidas que obliga a apretarse el cinturón. Y es que, a partir de ahora, tanto unos como otros tendrán que ajustarse a una serie de limitaciones, como no bajar de los 27 grados cuando se encienda el aire acondicionado o no superar los 19 grados en caso de poner en marcha la calefacción, así como no utilizar iluminación en escaparates a partir de las diez de la noche. Estas son sólo algunas de las medidas que el Gobierno de España ya impone por obligación, aunque no serán las únicas porque se prevé que lleguen más en los próximos meses con tal de conseguir un ahorro energético.

Los comercios conquenses acatan las normas, aunque tienen dudas de cómo repercutirán a sus economías. Las empleadas de la zapatería Valeca, Blanca Jordán y Ana Botia, destacan que cuando hay días calurosos «la gente se queja porque lo pasa mal dentro de la tienda, ya que no hay un ambiente fresco, debido a que no podemos bajar el aire acondicionado de los 27 grados». Ante ello, «no puedes hacer nada y te sientes impotente, que se suma a que tenemos dudas de que vayamos a ahorrar de esta manera», exclama Jordán. La única opción que les queda a estas trabajadoras es abrir la puerta del local y esperar a que la ventilación natural haga su trabajo. En el caso de esta zapatería, el no tener iluminación en el escaparate a partir de las diez de la noche no les afectará «a priori porque nosotros cerrábamos a las diez y media y por media hora no creo que nos perjudique, aunque sí creo que les generará pérdidas a aquellos establecimientos más grandes», sentencia Jordán.

El propietario de las Pastelerías Casamayor, Peter Guba, revela que la principal preocupación que él tiene es «el precio de las energías y no las medidas». Además, este empresario explica que ya llevaba a cabo este tipo de reglas antes de que entrasen en vigor con el objetivo de «abaratar las facturas». Y es que, por poner un ejemplo, una de sus pastelerías generó una factura de 2.300 euros el pasado mes de junio, cuando el año pasado en ese mismo mes la cifra fue de 1.200 euros. «Me parece bien las normas impuestas, pero no me tienen que obligar porque al final soy yo quien tiene que pagar la factura y quien tiene que velar por mi economía», sentencia. En referencia al uso de luces en el escaparate, este empresario afincado en la capital desde hace años asume que tiene que apagar tanto la pantalla publicitaria como la vitrina cuando baja las persianas a las nueve de la noche. Antes de la entrada de vigor de estas medidas «utilizábamos el escaparate como un reclamo durante toda la noche». Guba incide que «podría generar interés en las personas que transitan por la calle al menos hasta las once de la noche, pero bueno, tenemos que acatar las limitaciones». 

Por su parte, el propietario de Centro Imagen de calle Carretería, Álvaro del Olmo, precisa que «tenemos que adaptarnos a las medidas porque no nos queda otra, pero no tengo claro de qué manera nos va a repercutir». Además, este joven asegura que, por ahora, opta «por tener apagado el aire acondicionado». 

Como en cualquier otra situación, la entrada en vigor de una serie de medidas y limitaciones no deja a nadie indiferente y siempre suscita dudas y debate. Tan sólo queda esperar para ver comprobar si finalmente estas acciones ayudarán a alcanzar un ahorro energético, pero hasta la fecha, los afectados no tienen claro de qué manera les va a afectar.