La cita anual con la suerte del Sorteo Extraordinario de Navidad está ya a la vuelta de la esquina. Todo está listo ya en el Teatro Real de Madrid. Durante cuatro horas, la emoción de una tradición que marca el inicio de la Navidad atraerá mañana la atención de millones de personas a la espera de la fortuna. Es un día que muchos tienen marcado en su agenda con letras mayúsculas. Es el caso de Miguel López-Caniego (Cuenca, 1968), delegado de Loterías y Apuestas del Estado, que vive con una particular mezcla de emoción y tensión un verdadero día grande.

Lleva más de una década en el cargo, al que está muy vinculado porque su abuelo ya fue en los años 60 delegado de Loterías y Apuestas del Estado, y cada 22 de diciembre revive con la misma ilusión las sensaciones de cuando era niño. Unas horas antes de que los bombos comiencen a girar con 2.520 millones de euros en premios y que los niños de San Ildefonso entonen sus particular melodía, López-Caniego ofrece las claves de un sorteo que tiene un fuerte arraigo entre los conquenses. De hecho, el gasto medio por habitante el año pasado en Cuenca fue de 103 euros. Además, la provincia lidera la consignación en Castilla-La Mancha.

¿Cómo vive los días previos al sorteo de Navidad?

Siempre tenemos bastante trabajo en la delegación, pero es verdad que en estos días estamos más atento a que no haya fallos ni problemas técnicos en las pantallas o establecimientos. Todo eso lo vamos solucionando. Ahora tenemos la tensión del sorteo que viene a ser el más importante. 

Imagino que hay multitud de pequeños detalles y que todo tiene que funcionar a la perfección...

Tiene que funcionar todo, todos los días. Y el día 22, la verdad, es que cuando el sorteo comienza, el trabajo de la delegación, más que trabajo es tensión. Estamos casi paralizados, escuchando a que tengamos un premio para meter los datos en el programa, imprimir los carteles, coger las camisetas correspondientes al premio y a todo esto el teléfono sin parar de sonar.

Cuenca vuelve a estar a la cabeza en consignación en la región para el sorteo de Navidad. ¿Son muy jugadores los conquenses?

Siempre nos ha gustado jugar y tenemos claro que la ilusión no nos la quita nadie. Este año tenemos una consignación de 114 euros por persona, que es la mayor de Castilla-La Mancha. La consignación  es de 62 euros en Guadalajara, 68 en Toledo, 87 en Ciudad Real y 75 en Albacete. Mientras que la consignación en Castilla-La Mancha es de 78 euros. Somos la quinta provincia en consignación, empatados curiosamente con Lérida. Y  digo curiosamente porque en Lérida está la administración de Sort.

¿Cuál es el gasto medio por habitante en esta cita tradicional con la suerte?

El año pasado nos gastamos en Cuenca 103 euros por persona, que fue una cifra récord. Superamos los 100 euros. Este año no tenemos todavía datos oficiales pero las previsiones rondan a que habrá una subida del dos o tres por ciento, si bien hay que esperar a que se cierre la venta.

¿Qué números son los que más se piden en Cuenca?

Es parecido a nivel nacional. No noto una gran diferencia. Gustan las terminaciones en 7 y en 13. Son números que se agotan enseguida y que en el resto de España sucede lo mismo. Al final también se suele ir a fechas concretas y personales que tengan un significado para cada uno como las fechas de nacimiento, cumpleaños, boda. También me da la impresión este año que la gente busca una terminación de cada número. Me ha pasado con varias personas que claro que piensan que 'si llevo las diez terminaciones, una me va a salir gratis'.

¿La crisis se nota en las ventas de décimos o es un revulsivo?

Creo que nos pasa como en 2008. La crisis lo que hace es que tal vez alguien juegue un poquito menos, pero el que no ha jugado nunca coge el décimo, de manera que se compensa una cosa con otra. La crisis no es buena para nadie y para nosotros tampoco, pero es cierto que no bajan las ventas. Se mantienen.

¿Qué tiene este sorteo que lo hace tan especial? ¿Cómo se logra mantener la ilusión?

Es un sorteo con mucho arraigo en la sociedad española, que lleva muchos años y que representa esos valores que tenemos de honestidad, compartir, inclusión social, unión, amistad… Todo eso se aúna en este sorteo que además es en esa mañana el arranque de la Navidad. Yo lo tengo metido en la cabeza desde que era pequeño, me gustaba el sorteo con su cancioncita, la música, los niños de San Ildefonso, etc. Siempre me pareció curioso y hoy, 50 años después, me sigue causando las mismas sensaciones, bien es cierto que desde otro punto de vista porque lo vivo como profesional. La sensación es igual de agradable y ahí está un poco el secreto, en querer volver a ser niños, a la inocencia y a ser mejores personas, que es lo que pretende la Navidad. Ahí vamos de la mano.

La campaña del anuncio del Sorteo de Navidad de este año se basa precisamente en compartir. ¿También le emocionan estas campañas?

Siempre me emocionan mucho estos anuncios. En los últimos años, más todavía. Me ha gustado mucho lo de la inclusión social, la amistad o lo de ayudar al que lo necesita. Me emocionan.

Desde luego que tocan la fibra sensible…

Sí, y no está mal. Al final esa fibra sensible si no la tocamos de vez en cuando se queda inerte, se paraliza y se muere. Hay que activarla, ¡claro que sí!

¿Cómo ha cambiado la forma de vender décimos para el Sorteo de Navidad en los últimos años?

El sistema de venta que más busca la gente es el tradicional, el de los décimos preimpresos de toda la vida pero es cierto que ahora se han respaldado por lo resguardos en el e-terminal, que los imprimes en el momento. Al final es lo mismo. Estás jugando con un número, incluso esos propios resguardos en algunos establecimientos han decidido poner una impresora especial y tienen unos resguardos mejorados, más parecidos al décimo impreso. Yo llevo de los tres, el décimo de toda la vida, de e-termnal y del que sale con impresión mejorada. Al final, todos llevan números, esos números están en el bombo y esos números están en el sorteo.

¿Polémicas como la de hace un par de años de la manipulación de bolas en el sorteo son más leyenda urbana que otra cosa?

Eso forma parte de la fantasía y del entretenimiento. Una bola se cae, se vuelve a poner en su sitio y no pasa nada. Estamos hablando de un sistema tradicional, que podría realizarse también con sistemas electrónicos y podríamos pensar igual. La seguridad y la transparencia de los juegos de Apuestas y Loterías del Estado es cien por cien absoluta. 

¿Qué le recomienda a quien le toque el Gordo?

Que se pasara una rato pensando porque hablamos de mucho dinero y hay que tener cabeza. Tiene que asesorarse bien por profesionales y evitar ser impulsivo.

En 2018 cayó el Gordo en Cuenca. Hasta entonces no era una provincia muy afortunada  y parece que se rompió esa tendencia…

Desde el año 1990 no habíamos visto caer el Gordo en Cuenca. Cayó en 2018 y si tiene que ser una tendencia, pues que lo sea porque es buena. 

No sé si le habrá tocado el premio grande de Navidad alguna vez, pero su Gordo, como delegado de Loterías y Apuestas del Estado, le cae cada 22 de diciembre…

Al final cada 22 de diciembre toca. La sensación de 2018 fue como si me hubiera tocado a mí porque cuando llevas tanto tiempo trabajando en algo tienes una recompensa que va de la mano del azar es muy gratificante. 

¿Cuáles son los juegos de azar favoritos de los conquenses?

La Primitiva es el que más arraigo tiene porque es el que se lleva jugando más tiempo. También nos gusta la Bonoloto. Curiosamente la apuesta hípica, que es un juego que no termina de consolidarse a nivel nacional, en Cuenca tiene seguidores y recompensa. Recuerdo que hace unos meses en Cuenca nos llevamos más de un millón y medio de euros del bote de la Lototurf. Y es que nos lo merecíamos porque somos de las provincias que más jugamos a la apuesta hípica. 

Una curiosidad. ¿Cómo llegan tan rápido con las camisetas y los carteles a las administraciones agraciadas cuando toca el Gordo o los premios principales?

Las llevamos nosotros. La camiseta lo que lleva impreso es Primer Premio, Segundo Premio y Tercer premio. Luego llevamos el número en los carteles. Es verdad que da la sensación de que las camisetas llevan el número, pero es en los carteles, que los imprimimos en el momento. Las camisetas las tenemos preparadas y lo que hacemos es correr mucho con ellas.