Las espumas de contaminación flotando por el Tajo ya son una estampa habitual de otoños e inviernos. Estos días se vuelven a ver y eso que el trasvase está temporalmente cerrado por mantenimiento. ¿Y por qué aparecen? Simplificándolo mucho, sería necesario que hubiera más aportes de agua limpia de cabecera al Tajo y que se vertiera menos agua contaminada o mal depurada al río o a sus afluentes.
Aunque el trasvase está cerrado, los desembalses de agua limpia de cabecera se mantienen en las cifras de la normativa vigente. Por ejemplo, en diciembre se desembalsaron al cauce natural del río 14,9 hectómetros cúbicos, cuando el desembalse de referencia para ese mes es de 19. En noviembre, por ejemplo, se desembalsaron 14,4 cuando la referencia es 18. El documento conocido como Esquema de Temas Importantes para el nuevo Plan del Tajo ya avisa de que para aumentar los caudales ecológicos del río habrá que incrementar los desembalses de la cabecera, superando los que hay de referencia.
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En cuanto a la contaminación, llega sobre todo por el Jarama, que recoge las aguas de los afluentes de una comunidad tan poblada y con tanta industria comoMadrid. Los muestreos del último informe sobre el estado ecológico del río marcan en rojo el tramo de Fuentidueña a Toledo y puntos en el Tajuña, Manzanares o Guadarrama.