Temor por un desayuno sin churros

Manu Reina
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El sector alerta de un «desabastecimiento de aceite de girasol» y critica con dureza «el aumento descontrolado del precio del litro», por lo que plantea usar el aceite de orujo para así seguir con la actividad y minimizar las pérdidas

Temor por un desayuno sin churros - Foto: Reyes Martínez

La situación es «insostenible». Las churrerías conquenses atraviesan un momento crítico en su ejercicio laboral tras ver cómo escasea el aceite de girasol y aumenta descontroladamente el precio del litro de este ingrediente estrella. Es, sin duda, el oro líquido del momento. 

El desabastecimiento genera ansiedad, angustia y un futuro negro para los churreros que no saben si podrán abrir sus negocios en un pequeño margen de dos semanas. La guerra en Ucrania ha puesto en jaque el abastecimiento del aceite de girasol para el día a día de estos profesionales. Ya que el país del Este era el principal productor y ahora no puede serlo por una razón más que evidente. El problema se agrava cuando aumenta el precio del litro por la sencilla razón de que cuando un producto escasea su precio se revaloriza. 

Por lo tanto, el churrero tiene que hacer frente a este delicado contexto y se presenta ante una gran incógnita que tiene dos vertientes. Por un lado, «tenemos muchos problemas para adquirir aceite de girasol y por otro, el precio al que nos lo venden es desorbitado», explica el propietario de la Churrería Hermanos Cano, Alberto Cano. Este profesional de las porras y las roscas detalla que ha visto cómo el litro del aceite ha pasado de 1,56 a 3,90 euros más IVA en una semanas e incluso a «cantidades mayores, y no me va a sorprender que incluso siga subiendo» asevera. 

Temor por un desayuno sin churrosTemor por un desayuno sin churros - Foto: Reyes MartínezCano teme tener que cerrar su negocio en dos semanas «porque no podemos hacer frente a los costes y no podemos trabajar sin aceite de girasol». Aunque deja la puerta abierta a seguir adelante con una alternativa que no termina de ver con buenos ojos «cómo es trabajar con el aceite de orujo, un producto que nunca he probado y no sé que resultado podría tener», reconoce Cano. Y es que la modalidad de orujo se ha postulado como una de las soluciones a la que cada vez un mayor número de churreros recurren como alternativa al aceite de girasol. Pero como todo. Es el momento de la inflación. «El precio del aceite de orujo también ha aumentado desde el origen de la guerra y ante un mayor interés de los compradores», sentencia este profesional. El problema es todavía mayor cuando tiene que hacer balance de cuentas. La situación «es aún más grave tras ver cómo aumenta el precio de la harina, la luz, el gas y el carburante», ya que eso hace que «tengamos que subir los precios», detalla Cano. Es más, la Churrería Hermanos Cano no ha tenido más remedio que subir diez céntimos la unidad desde el pasado lunes para hacer frente a esta «sangría». La preocupación de este gerente es que los consumidores entiendan el por qué del pequeño incremento del precio del churro.

La misma situación atraviesa la Churrería Hermanos Martínez. Uno de los propietarios, Mariano Martínez, apunta que «tenemos aceite de girasol para una semana y poco, y no sabemos cómo vamos a afrontar las siguientes». Además, este jienense afincado en la capital asegura que «hemos bajado hasta Jaén para informarnos del precio del aceite de orujo y de las posibilidades que existen de hacer churros con esta modalidad». Hasta tal punto de que «nos vamos a poner manos a la obra con ello de forma inminente como alternativa al cierre de nuestro negocio», sentencia.

Todo ello porque el precio del aceite de girasol se ha disparado por las nubes para el sector de las churrerías. Martínez asegura que su proveedor le suministraba el litro de a un precio de 2,27 euros, con IVA incluido, allá por inicios de año. Sin embargo, dos días antes de la invasión a Ucrania «el coste era ya de 2,90 euros con IVA incluido», explica el gerente de Churrería Hermanos Martínez. La situación se agudiza todavía más cuando actualmente su proveedor se lo oferta a 6,73 euros, con IVA incluido. «Un precio totalmente desorbitado al que no podemos hacer frente», explica Martínez. A este churrero tampoco le ha quedado más remedio que subir diez céntimos la unidad por los mismos motivos que su compañero de profesión. «Si contamos además la luz, gas y combustible, la situación es muy preocupante», explica. Además Martínez asegura que «la subida del precio del churro la hacemos no para ganar más, sino para perder menos». 

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Temor por un desayuno sin churros - Foto: Reyes Martínez

Las churrerías esperan remontar el vuelo pero, por ahora, el futuro de éstas es incierto. Lo que sí está claro es que estos profesionales seguirán luchando sin cesar por no dejar el desayuno sin churros.