Editorial

Casado se erige como alternativa para acabar con el Gobierno

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Pablo Casado cerró ayer la convención nacional del PP con un baño de masas en una plaza de toros de Valencia abarrotada y tras una semana de ponencias y debates que han tratado de dar el impulso necesario para que la formación se convierta en la alternativa al actual Gobierno de coalición del PSOE y Unidas Podemos.

Llegaba el PP con ciertas dudas a una cita crucial que marcará la estrategia del partido en las autonómicas e irá perfilando su camino, dependiendo de los resultados, de cara a las generales. El runrún provenía principalmente del enfrentamiento directo que había entre la cúpula e Isabel Díaz Ayuso por liderar al PP de Madrid. La opción de colocar a José Luis Martínez Almeida como contrincante no gustó a la presidenta de Comunidad, pero las aguas volvieron a su cauce tras las declaraciones de Ayuso en las que puso fin a una guerra cainita tras mostrar su respaldo total a un Pablo Casado que, sobre todo a nivel interno, ha salido reforzado.  

El abulense mostró ayer sus credenciales y, casi sin referirse directamente a Sánchez, criticó con dureza las políticas que está llevando a cabo el actual Ejecutivo, así como su gestión de la pandemia. El líder del PP no desaprovechó la oportunidad para lanzar algunas de las líneas generales de su proyecto, entre las que destaca una liberalización máxima de la economía y una reducción drástica de ministerios y asesores, así como la derogación de la Ley Celaá, la de Eutanasia y la sustitución de la de Memoria por una de Concordia, en la que «entren todos». Una de sus ideas más llamativas fue la creación de un Museo Nacional de la Historia de España, ya que, como puntualizó, las potencias más importantes del planeta están orgullosas de su pasado. La puesta en marcha de la una ley antiokupación y otra que fomente la integración, en referencia al colectivo inmigrante, también tuvieron su hueco, dejando pistas del giro a la derecha que el PP quiere ir implantando poco a poco, con el objetivo de ir restando apoyos a Vox.

La nueva dirección del PP ha logrado desterrar el fantasma de una corrupción que, aun siendo parte del pasado, continúa dando titulares desde los juzgados y las comisiones del Congreso. La carrera es larga y está llena de obstáculos. No hay duda de que para que Casado pueda poner en marcha su programa necesitará derrotar primero a Pedro Sánchez en las urnas y, si no hay un auténtico terremoto político, no tendrá más remedio que alcanzar alianzas con Vox o incluso con Ciudadanos. Es ahí donde se verán las verdaderas hechuras de un líder que sale de Valencia como alternativa de Gobierno.