La comparecencia de Calviño y García-Page no permaneció ajena a la polémica suscitada por las palabras del ministro Garzón.

Nadia Calviño insistió en una polémica «con artificio» y reiteró la postura del Gobierno de apoyo a un sector estratégico para la economía del país, como lo demuestran las exportaciones que registran. Emiliano García-Page, sin embargo, quiso invitar «personalmente» a Alberto Garzón a visitar y conocer el trabajo en una empresa cárnica de la región porque «me veo que se va a pasar la vida sin poder pedir un embutido o un filete en un restaurante, y que se quite el sambenito de encima», y reiteró que estas empresas ofrecen unos niveles de calidad y de garantía extraordinarios. «Que cada uno pida lo que quiera, pero no se puede discutir la calidad» dijo, y afeó la «contradicción permanente» en la que dice vive el líder del PP regional, que aprueba mociones contra las macrogranjas en la región.