Más de 3.200 pacientes con apnea duermen conectados a una CPAP

Leo Cortijo
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La apnea obstructiva del sueño es una enfermedad con alta prevalencia, pues se calcula que en torno a un 20% de la población puede padecerla, especialmente varones –en Cuenca son casi el 75%– y con obesidad.

Más de 3.200 pacientes con apnea duermen conectados a una CPAP

Síndrome de la Apnea Obstructiva del Sueño. Una pausa en la respiración, mientras dormimos, causada por la obstrucción o el colapso de la vía aérea superior a nivel de la nasofaringe u orofaringe. Una enfermedad con una alta prevalencia, pues se calcula que en torno a un 20 por ciento de la población puede padecerla, y ese porcentaje aumenta de forma notable si la persona en cuestión padece obesidad. No en vano, según los datos facilitados a La Tribuna por la neumóloga María Eugenia Casado, 3.234 pacientes del Área Integrada de Cuenca duermen conectados a una CPAP, un dispositivo que permite mantener abierta la vía aérea. 

De ese total de pacientes, 2.375 son hombres y 859 mujeres, ya que es una enfermedad mucho más predominante en el varón. Otro dato que llama la atención es que de los 400 estudios –como mínimo– que se llevan a cabo durante un año para determinar si se padece o no esta dolencia, en torno a un 60 por ciento son positivos. De esta forma, la tendencia que se observa durante los últimos años es «creciente», no solo porque afecta más a las personas mayores, sino porque también se da la mano con una «epidemia general» en la sociedad actual, la obesidad.

La doctora Casado explica que los primeros síntomas para encender la alarma es que el paciente ronque, haga pausas en la respiración mientras duerme y perciba que tiene mala calidad de sueño o somnolencia diurna a pesar de dormir horas suficientes por la noche. En relación a las pausas, de diez segundos, «las hacemos todos aunque a los roncadores se les nota más». Hasta cinco pausas a la hora es normal, por encima de cinco ya es un problema. 

Es clave tratar el asunto porque «está claramente demostrado» que los pacientes hipertensos que asocian apnea del sueño «tienen mayor riesgo de eventos cardiovasculares, tanto de corazón como de riego a la cabeza». El riesgo aumenta si además sumamos otros factores como ser fumador, obeso o tener azúcar. 

Eso sí, puntualiza, el ronquido como tal no es una enfermedad ni un problema de salud, «simplemente es el aire pasando por una zona más estrecha». En este sentido, es muy habitual en esta enfermedad tener despertares asfícticos, es decir, la sensación de tener un tapón en la garganta. En lugar de tomar aire «porque no se puede» –puntualiza la doctora–, «hay que intentar soplar o hablar». «Es muy agobiante para el enfermo pero tiene que saber que siempre se recupera», concluye.

Una consulta monográfica. Desde principios de año, el Hospital Virgen de la Luz cuenta con una consulta monográfica de apnea del sueño. La responsable de la misma es la neumóloga María Eugenia Casado, y el gran beneficio para el paciente es que, desde ahora, hay tres formas de visitar el área de Neumología: una general, otra para dejar de fumar y esta tercera para tratar la apnea obstructiva del sueño. Así todo, desde Atención Primaria podrán derivar directamente a esta consulta. Y no es una cuestión menor, pues según apunta la doctora Casado, «se calcula que casi la mitad de los enfermos que vienen al hospital a Neumología, lo hacen por apneas del sueño».

Es una enfermedad que debe ser tenida en cuenta, y es que esas pausas durante el sueño alteran la calidad del mismo y hacen que el que las padece tenga la sensación de sueño superficial que se interrumpe con facilidad. Un sueño que no es reparador, por lo que se levantan cansados y con la sensación de no haber dormido bien, lo que genera un cansancio durante el día o, directamente, somnolencia.