Jesús Fuero

TERCERA SALIDA

Jesús Fuero


A la sombra del ombligo

06/05/2022

No se puede saber que se esconde detrás de una parte. Por un tuit reconocer la cultura de quien lo proyecta. Aunque se deja traslucir, como ese mensaje incompleto que lanzo en muchos artículos. Aunque con una exhibición que dura ya varios lustros muchos me tienen calado, o eso creen. Ortega y Gasset escribía del bosque, el que algunos viendo solo una parte creían conocer. En una parte del bosque habita la oropéndola y en otras el jabalí, en unas florece el avellano y en otras se esconde el acebo. Y junto a la funentecica, en una nava, sestea el cervatillo. Más difícil es saber que se esconde en la oscuridad del bosque, o en las mentes oscuras de algunos con pocas luces que, como los ladrones o enemigos, prefieren la noche para perpetrar sus fechorías. En la guerra ucraniana también. Otras fieras actúan como el tigre ruso siberiano que caza sin dar una oportunidad a su pieza, y solo busca saciar su apetito. Y pienso en Putín, y seguro estoy que ha leído El arte de la guerra de Sunt Tzu, lo mismo que Xi Jinping, cauteloso depredador mundial. Nosotros que deambulamos bajo las sombras de las angostas calles conquenses, y ni siquiera adivinamos lo que esconden los intereses de nuestros próceres, esos que buscan cobijo en las instituciones sin que sepamos sus intenciones, aunque dicen que están para procurar nuestro bienestar, no sin antes asegurarse el suyo, que su afán de lucrarse es obvio. En los tigres siberianos los despojos de sus cacerías los delatan, en la delatada Cuenca los despojos también los delatan sin que los votados se rasguen las vestiduras, sin que sepamos tan siquiera que hacen en sus bancadas nuestras señorías. El nombre de nuestros representantes en Cortes se nos olvida al poco de haber elecciones. No son notorios molestando a quienes les dan sombra tras un breve bla, bla, bla, electoral. Si los adalides del mundo no tienen principios ¿qué podemos esperar? Los bienes de nuestros políticos están a la sombra del bosque que han plantado a su alrededor ellos y sus consejeros. Por eso se resisten a la tala del bosque en la que un plantón de Bono hoy nos da sombra. Una declaración de bienes «no fingidos» cuando abandonen la política, y que se haga pública la resta, vendría bien. Todos sabemos que las cuentas solo les cuadran a ellos, el haber y el debe casi nunca nos compensa a los votantes ¿qué beneficios hemos obtenido los votantes de su labor representativa? Yo sé de alguno, longevo en cargos, que no ha reportado nada a Cuenca, y no digo ná de otros de los que olvide su nombre. Con estos mimbres el expolio a Cuenca continua, y nadie sabe ná, ni para qué sirve un diputado en un atril cortesano, cobijado a la sombra de unos árboles y siglas tras las que se esconden y de las que solo salen en campaña electoral para ir a la campiña conquense a cazar incautos. A mí, como a muchos, lo que menos me interesa es la declaración de bienes de un Rey, si no conozco la de mis representantes más directos, y pienso en la autonomía y en quienes la han gobernado. Alcaldes. El Rey no entró con los bolsillos vacíos, aunque solo diga de su sueldo, otros si los tenían vacíos cuando entraron y no me digan ustedes que no saben de sus muchas propiedades cuando salieron, a su nombre o la de sus "próximos". En el bosque actual, es obvio, cada cual fija su mirada donde le da la gana, y son muchos los que se asombran mirando su ombligo.