Fernando Jáuregui

TRIBUNA LIBRE

Fernando Jáuregui

Escritor y periodista. Analista político


Pedro Sánchez, el clonado

19/02/2023

Hace dos días, veíamos a Pedro Sánchez paseando por el castillo de Brdo, en Kranj, Eslovenia, con el primer ministro de aquel país, Robert Golob, entusiasta, se confesó, con "la política española de los derechos de las mujeres, un ejemplo". Había concluido un viaje relámpago que incluyó Austria y Croacia y, a las pocas horas, le veíamos asistiendo a una pasarela de moda en Madrid, donde, por cierto, los plácemes de Golob se trocaron en abucheos por parte de algunos asistentes. Este sábado ya estaba en campaña, presentando en Zaragoza la candidatura de Lola Ranera a la alcaldía de la ciudad. Desde su aparición 'estelar' en Sevilla en los premios Goya, de riguroso smoking, hace una semana, al presidente se le han contabilizado, salvo error, doce apariciones públicas en los más diversos escenarios, incluyendo aquella 'visita sorpresa' al domicilio de una pareja beneficiada con el aumento del salario mínimo.

¿Cuándo duerme el presidente? Quizá, como él mismo ya anunció, la coalición con Podemos le quita el sueño. Y, por otro lado, ¿cuándo tiene tiempo para pensar?

En época del franquismo se contaba, burlonamente, que determinado personaje aparecía en todas las recepciones de El Pardo acompañando a los colectivos más insospechados, desde una asociación de colombofilia a una compañía azucarera, pasando por las más diversas instituciones culturales. El dictador, divertido y coñón, un día, tras una audiencia más en la que el personaje estaba, cómo no, presente, le preguntó: "Oiga, Marañón, usted ¿cuándo trabaja?". Que no digo yo, oiga, que estos desplazamientos constantes de Sánchez, sus apariciones en los foros más diversos, el uso tan frecuente del Falcon, no sea trabajo: creo firmemente que un presidente de un Gobierno, sea cual sea, ha de atender a muchas obligaciones de presencia internacional --y eso siempre es bueno-- y de representación interna, aunque a veces se trate de comparecencias oportunistas (o electoralistas): Sánchez está en campaña y se nota, aunque lo cierto sea que la molicie nunca fue su principal característica vital.

Pero traigo a colación la anécdota de Franco porque, a mi juicio, trabajar es algo más que mostrar rostro y palmito por las alfombras del mundo mundial. Una de las cosas que creo que se pueden reprochar a nuestros políticos y a muchos capitanes de empresa es que dedican mucho más tiempo a las pasarelas mundanas y a los atriles mitineros que al trabajo en la mesa del despacho y ante el propio ordenador. Que no se dan tiempo para la reflexión, vamos. Que no se preparan bien los temas, fiándolos en manos de una legión de asesores que no siempre son, porque a esos se los lleva la empresa privada, los mejor preparados. Y entonces, pasa lo que pasa con, lo digo solo a título de ejemplo, la ley del 'sí es sí', con las chapuzas en el Tribunal Constitucional, los revolcones en los tribunales a cuenta de los beneficiarios del 'procés' o con los debates sobre el bienestar animal.

Comprendo el afán de Sánchez por visitar todos los países de la UE, alguno de los cuales seguro que no hubiese podido identificarlo hace dos años en un mapa mudo: ya confundió Kenia con Senegal en un viaje oficial a Nairobi. Dizque prepara el semestre presidencial español, y eso hay que cuidarlo, sobre todo porque ese semestre concluirá, o casi, con las elecciones generales que quiere, y piensa, ganar, aseguran.

Pero, si no, el presidente está invirtiendo en su futuro: junto con Macron y Scholz, es el jefe de gobierno de la UE más 'viajado'. Decía Gorbachov que su tragedia era ser 'amado fuera de Rusia y odiado en Rusia'. Quizá por eso, cada vez que podía salía al extranjero. No sé si Sánchez es amado en todas partes como en la UE de Von der Leyen o en la Eslovenia de Golob, ni si es siempre tan silbado dentro como en la Pasarela Mercedes, pero sí intuyo que, por si acaso, el presidente pone huevos en todas las cestas, desde las Naciones Unidas hasta la OTAN. De momento, confieso que quienes le seguimos desde nuestra mesa de trabajo a veces le perdemos la pista, de tanto como se mueve. Se diría que está clonado, que hay varios Sánchez desplazándose al tiempo por todas partes. Y en ocasiones parece que así es: que alberga a varios Jekyll y a algún Hyde, ambos tocados por el baile de San Vito.