Con estilo propio

Manu Reina
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Las conquenses María Vicente, María Fernández y María Romero encuentran un hueco en el mundo de la moda personalizada gracias a su emprendedora iniciativa de 'Lastresemes'

Con estilo propio - Foto: Lastresemes

Cada vez hay más conquenses que desean hacerse con una camiseta, sudadera o bolsa de Lastresemes. Como si fuera una corriente, vamos. Y es que esta línea de moda creada por tres emprendedoras de la ciudad está encontrando su hueco, poco a poco, en el mercado de la ropa personalizada. El ritmo de crecimiento es muy prometedor hasta tal punto de que ya han atendido a más de 200 clientes de todo el país y han repartido casi un millar de prendas. Todo ello en apenas poco más de seis meses en activo.

Detrás de esta marca se encuentran tres chicas que comparten una cosa tan curiosa como es el nombre. Sí, así es. Las tres se llaman María. De ahí que su línea de ropa se denomine Lastresemes. «No sabía cómo llamarnos y un compañero nos recomendó hacerlo así, puesto que las Lastresmarías sí que era común, pero no tanto Lastresemes», define María Vicente, que es la promotora de la iniciativa. Se sumaron a la causa sus inseparables amigas María Fernández y María Romero. Que exista tan buena relación entre ellas «es una de las claves de que funcione tan bien nuestro proyecto», explica Fernández. No falta la comunicación y se complementan a la perfección. Y es que no es para menos teniendo en cuenta que comparten anécdotas, experiencias y día a día desde la infancia tras forjar una gran amistad en el IES Santiago Grisolía. El proyecto surgió concretamente en enero del año pasado, pero no fue hasta abril cuando empezó realmente. Y es que primero tuvieron que forjar las líneas de trabajo y repartir bien las funciones de cada una de ellas. María Vicente y María Fernández, que viven en Madrid, se encargan de «llevar las cuentas, organizar y elaborar a mano los pedidos o pedir los materiales», mientras que María Romero se centra en diseñar las prendas con mucha creatividad y originalidad, así como publicar el catálogo en redes sociales. Lo llamativo es que lo hace desde Australia, puesto que se marchó hace unos meses a miles de kilómetros de distancia en busca de nuevos retos, pero sin dejar atrás este ambicioso proyecto. «Nos compaginamos muy bien y sabemos qué tenemos que hacer cada una, y eso es muy importante para que no haya errores», detalla Vicente. 

Las tres, que comparten también 1996 como año de nacimiento, están formadas en diferentes ramas. María Vicente está graduada en Financias y Contabilidad, María Fernández es psicóloga y posee dos másteres en Recursos Humanos y María Romero en Comunicación Audiovisual. Eso hace que la unión entre ellas venga como anillo al dedo.

Las ventas que han obtenido hasta la fecha les permite tener hasta su propia maquina de impresión. Eso sí, de momento, la tienen instalada en el domicilio de Vicente, que usa una de sus habitaciones como taller del proyecto. Desde ahí «repartimos a toda España», aunque sus principales clientes se encuentran en Cuenca y Madrid. No puede ir mejor este proyecto y eso «ilusiona y enorgullece» a cada una. Más aún cuando la iniciativa empezó para tener «un valor añadido que nos aportara alegría y felicidad», pero con el paso del tiempo se han dado cuenta de que «el proyecto va a más y eso hace que nos replanteemos muchas cosas», subraya Fernández. No es para menos. En octubre tuvieron que realizar 400 bolsas para una pareja que se casó en Cuenca. Otro de sus pedidos más llamativos es un encargo de una inmobiliaria de la capital para adquirir 80 bolsas personalizadas.

Amor. Existen varios aspectos que hacen que esta línea de moda sea diferente al resto. Y es que las tres tienen su trabajo profesional. Eso hace que «no tengamos que estar pendiente de cuanto ganamos al mes», afirma Fernández. De ahí que «le pongamos mucho amor, tiempo y cuidado en el resultado final», añade. 

Ahora mismo se encuentran probando con diferentes técnicas de grabado y utilizando muchas prendas e incluso objetos porque tienen claro que es importante innovar constantemente. Aprovechan cualquier momento para estampar una frase o para inmortalizar un encargo personalizado. Las tres esperan que el proyecto siga creciendo y sueñan con tener un taller propio en Cuenca y «por qué no, otro en Madrid», recalca Vicente. También quieren contar muy pronto con una página web de venta. Lo que está claro es que tienen mucha ambición y esperan seguir sacando una sonrisa a todos sus clientes. No hay duda de que esta marca dará de qué hablar, mucho más de lo que ya lo está haciendo.