Ángel Luis Ortiz: «No me he dejado llevar por mi origen»

Leo Cortijo
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El secretario general de Instituciones Penitenciarias explica en 'La Tribuna' que el entorno del colegio San Julián es un «espacio idóneo para hacer la ampliación que necesitamos» para desarrollar el nuevo centro de estudios.

Ángel Luis Ortiz, secretario general de Instituciones Penitenciarias. - Foto: Juan Lázaro

Hace una semana el secretario general de Instituciones Penitenciarias, el conquense Ángel Luis Ortiz, anunciaba que Cuenca será la sede del Centro de Estudios Penitenciarios. A poco más de 160 kilómetros, los conquenses encajaban la noticia con una sonrisa de oreja a oreja. Esta ciudad, que adolece precisamente de buenas noticias, recibía una muy importante y que puede marcar un antes y un después.

- Comentó que la decisión fue muy meditada y difícil de tomar...

- Presentaron también su petición Segovia, León y Burgos, y todas con proyectos de diferente contenido. La decisión no fue fácil porque es verdad que conforme pasaron las semanas se esforzaron incluso en mejorar las ofertas iniciales. 

- Las ciudades que se han quedado en el camino ya han mostrado su disconformidad. El alcalde de Burgos, por ejemplo, se queja de que han visitado más las instalaciones conquenses que las burgalesas.

- Por mi parte no voy a entrar en ese debate. Lo que te puedo decir es que fuimos dos veces a Cuenca y otras dos a Burgos. A otras ciudades no se fue físicamente porque a la vista de la documentación enviada se consideró que tenían mejores opciones Burgos y Cuenca. Pero con independencia de las veces que hayamos ido, se ha valorado en cada uno de los casos las edificaciones y algo más, como la situación de despoblación en el caso de Cuenca. 

- ¿Cuánto tiempo de trabajo ha llevado tomar esta decisión?

- Hace aproximadamente dos meses y medio o tres hubo una Proposición No de Ley en la que se instaba a la administración penitenciaria a constituir un centro de formación. Desde ese momento empezamos a movernos y a valorar los dosieres de Cuenca, Burgos, León y Segovia.

- ¿El colegio San Julián se adapta a lo que buscan para ser sede del CNEP o necesita una mejora completa?

- Se adapta porque la superficie del complejo admite algo muy necesario para un centro de formación, que es el poder simular determinados espacios para las prácticas de los alumnos, como por ejemplo las celdas o los módulos de una prisión. Esos espacios, necesariamente, tenían que ser nuevos en cualquier ciudad que hubiéramos elegido. El entorno del colegio San Julián es un espacio idóneo y con capacidad suficiente para hacer ese tipo de ampliación. En cuanto al tema de las clases, tanto Burgos como Cuenca presentaban aulas en un estado más que aceptable.

- ¿Con la residencia María de Molina es suficiente para acoger a todos los estudiantes?

- Para cursos ordinarios de formación continua a lo largo del año o para promociones pequeñas podría valer, pero cuando fuesen promociones más amplias ahí se completaría además con otros alojamientos que nos ha ofrecido la ciudad, en los que entrarían, por ejemplo, los hoteles.

- Ésta era una reivindicación muy importante de los funcionarios de prisiones. ¿Qué se pretende para este proyecto a largo plazo?

- Hace muchos años existió una escuela penitenciaria en las dependencias de la prisión de Carabanchel, pero al cerrar aquella prisión nos quedamos sin ello. Ahora recuperamos ese centro y el futuro dependerá de nosotros, de las personas que estén al frente de la institución para potenciar algo que es muy importante, como la formación del profesional penitenciario. El futuro está por escribir y cuanto mejor seamos capaces de organizarlo, sin duda, mejor para la Institución Penitenciaria y mejor también para la ciudad de Cuenca.

- Tiene orígenes conquenses. ¿Mantiene el contacto con esta tierra?

- Tengo relación con el pueblo en el que nací, no lo visito todas las veces que quisiera ahora por culpa de la pandemia, pero sí que periódicamente visito a mi familia y a mis amigos. Menos de lo que me gustaría porque el trabajo es el trabajo... 

- Algunos dirán que sus raíces también han pesado en la decisión. No sé si lo habrá pensado...
- Sabía que ese riesgo existía. Por mi profesión estoy acostumbrado a tener que tomar decisiones en las que, desgraciadamente, siempre hay una parte que no sale satisfecha. He tratado de ser lo más objetivo posible, entre otras cosas porque el éxito de esta decisión depende de la oferta que ha hecho la ciudad y nosotros teníamos un gran interés en que la oferta fuera buena para que el centro de estudios fuera un buen centro y se hiciera lo que necesitamos. No me he dejado llevar por mi origen, ni mucho menos, sino por la oferta que Cuenca ha puesto sobre la mesa. 

- Entonces, objetivamente, ¿Cuenca es la mejor opción y así lo merece?

- Así lo pienso yo.