Arranca una Semana de Música Religiosa que, por el paréntesis de la pandemia, ha despertado una gran expectación entre los melómanos, ¿una responsabilidad por partida doble?

Totalmente, primero porque es el cuarto certamen musical más antiguo de España, que no sólo supone la recuperación patrimonial de muchas músicas religiosas de distintos siglos, sino un  espacio de creación musical, porque la SMR conforma en sí misma el patrimonio musical de España y como evento forma parte del paisaje de la cultura española; por otra lado no hemos hecho el Festival desde 2019 y esto supone una vuelta al estado de inicio de alguna manera, algo que se vive como una emoción compartida entre el público y el equipo organizador, por ello la dirección artística la vivo con esa doble responsabilidad.

La programación del ciclo ¿refleja esa apuesta por la diversidad que ya adelantó cuando asumió la dirección artística del mismo?

Sí, por ampliar un poco el espectro de las músicas religiosas, místicas y transcendentales, porque al final el tema que mueve la Semana es la música como hecho eterno. Es seguro que para el ser humano estaba presente en sus primeros rituales, en los primeros enterramientos o en aquellas ceremonias con sentido emocional, esa importancia de la música como hecho eterno para el ser humano, que nos sigue haciendo comprender lo que de otra forma no entendemos, por ello la importancia de este Festival que recoge esa vertiente existencial de la música.

En cualquier caso la apuesta por la excelencia musical es obvia, baste baste citar nombres como los de Barbara Hendricks, La Ritirata,  el Quartetto di Cremona, la Compañía Nacional de Danza o la Orquesta y Coro Nacionales de España...

Así es, tenemos desde grandes compañías, como la Nacional de Danza la Orquesta y  Coro Nacionales de España, la Sinfónica de Castilla y León o  la Orquesta Ciudad de Granada, agrupaciones de las mejores del mundo, como el Cuarteto de Cremona o La Ritirata o cantantes del nivel de Barbara Hendricks o Mayte Martín. Seguimos la seña de identidad de la SMR, que no es otra que estar en la primera liga mundial de los mejores artistas, a lo que añadimos una oferta complementaria como el Senderismo Musical o visitar nuevos espacios como las pintura murales de Alarcón.

¿Qué balance hace del Ciclo de Adviento y de la Cuaresma Musical?

El Ciclo de Adviento fue muy exitoso porque supuso retomar el contacto perdido con el público tras la pandemia, volver a reiniciar el motor del Festival y la Cuaresma Musical, apoyada por Globalcaja, tiene una clara vocación social, se trata de hacer aterrizar esta música en más colectivos de Cuenca y su provincia: desde mujeres víctimas de violencia de género, personas mayores, escolares, conciertos gratuitos por los pueblos... la SME es un Festival con mucho dinero público y eso tiene que guiar nuestra vocación de servicio, intentando mejorar la vida del mayor número de personas a través de la música, esa es un poco la misión final de la Semana.

¿Todo con el objetivo de aproximar más la SMR a nuevas audiencias?

 Se trata de sumar y complementar, porque no deja de haber público para la música clásica, pero es cierto que buscamos abrir nuestras puertas a una audiencia más joven, de hecho tenemos una promoción con el 50% de descuento para menores de 30 años y este jueves contaremos en el concierto inaugural con la cantautora María Rodés, un poco en esa línea de dejar claro que la SMR es para todos.