Recuerdo cuando era pequeña escuchar a mi madre repetir esta expresión, Leona de Castilla. Así se refería a una mujer fuerte, rebelde, valiente, que no se achantaba por nada ni por nadie. Yo no supe hasta mucho después quien era esa leona, pero mi madre tampoco lo sabía. Hay acontecimientos y figuras históricas que por más que el poder de turno ha querido enterrar y estigmatizar, han permanecido en el imaginario y la cultura popular. Desdibujadas, caricaturizadas, infravaloradas, pero ahí están, quinientos años después. Así ha pasado con esa leona, María Pacheco. Su figura se ha ido construyendo con un relato entre la romantización y la perversión. Porque María, que eligió el apellido de su madre y se rebeló, primero contra su padre y luego contra su rey, encarnó todos los apelativos de lo que una mujer no debía ser. Ella, que tomó las riendas tras la decapitación de los líderes comuneros, radicalizando durante meses la resistencia desde Toledo, última comunidad en caer ante las tropas realistas. Sí, una mujer liderando a hombres a resistir y combatir contra un rey.
Es muy revelador sobre qué país somos, constatar ese arrinconamiento y desprecio a una de las gestas más valientes e importantes en términos políticos, jurídicos y sociales en los primeros años de la Edad Moderna. Como también llama la atención la desigual afección que hay en las dos Castillas hacia el recuerdo, reconocimiento y estudio de lo que supuso esta Revolución Comunera. No solo en la conmemoración del V Centenario, donde se puede ver la diferente programación de actos, atención mediática y repercusión pública; sino a lo largo de la propia historia como comunidades autónomas. En la ciudad de Toledo, que ya tienen organizada la próxima efeméride sobre el Centenario del rey Alfonso X El Sabio, aún no se sabe nada de la prometida estatua de María Pacheco. Igual tenemos que esperar un poco a otro centenario. En Villalar llevan doscientos años esperando un monumento a los comuneros que las Cortes aprobaron realizar en 1822, y han solicitado desde el Ayuntamiento a la actual presidenta del Congreso para que cumpla con lo acordado.
Yo sigo con mi particular homenaje leyendo a quienes antes y ahora han sabido y han querido rescatar elementos políticos revolucionarios vigentes, más allá de lo simbólico, anecdótico o romántico. ‘Comuneros contra el rey’ de Manuel Azaña, un proyecto de reedición actual pilotado por el toledano Isabelo Herreros y ‘La historia en clave comunera. Apuntes para una interpretación’ del talaverano Fidel Cordero. No deberíamos dejar pasar otra oportunidad para poner en su justo lugar hechos y personajes históricos que deberían enorgullecernos como sociedad. Y en Toledo con María Pacheco, que mantuvo la llama de una revolución cuyas aspiraciones y sueños fueron la base y fundamento de conceptos que hoy, cinco siglos después, siguen siendo sueños y aspiraciones de muchas comunidades. Libertad, igualdad, autogobierno, soberanía, bien común, economía productiva, forman parte de ese legado que inspiraron constituciones, democracias y sociedades hasta nuestros días. Sí, una mujer, en Toledo, hace quinientos años.