José Manuel Patón

LA PLUMA CONTRA LA ESPADA

José Manuel Patón


Otegui capullito de alelí

16/12/2020

Su belleza cautiva a las mujeres y genera sarampión en los varones. Su labia supera la del butanero. Su destreza política lo hace subir hasta las estrellas de Europa de la mano del Tribunal Europeo de Derechos Humanos. Podría ser perfectamente actor porno, secundario de una película de leyenda fantasma, incluso el Doctor House podría llegar a ser en una serie televisiva de éxito, entre el odio y el rencor. Otegui hoy se encuentra entre la gravedad y el pozo. Capitán de roedores, príncipe de las tinieblas, animador de los asesinos con trajes de profeta, hoy se ha convertido en leyenda.
El Tribunal Supremo dice que va a repetir el juicio contra él porque Bruselas lo pide, porque al parecer un Tribunal podía estar contaminado por coronavirus. El mayor defensor de los gaznápiros de la ETA, el que defiende a los cobardes, el que lucha por los puercos, se ha convertido en noticia porque en una curda del Tribunal Europeo, para ponerse una medalla de mierda, le ha dado la razón en una sentencia que dice que no tuvo un juicio justo.
Y es que la justicia, que tantas veces es injusta, le condenó por pertenencia a banda armada, y según un jactancioso redactor europeo que no ha conocido los asesinatos, los heridos y los tullidos que nacieron de la catarsis ‘etasiana’, su juicio no ha sido justo. En un país donde los Tribunales han condenado a Ministros del PSOE, a dirigentes del PP, sin que su brazo les temblase, en un país donde hemos sido un claro ejemplo de reconversión democrática, hay que tragar saliva con arena para comernos el marrón.
Sin embargo, todos de acuerdo en que no fue linchado sino juzgado, todos de acuerdo sobre la falta de justicia de cientos de víctimas que todavía no han conocido a su verdugo, nos hemos comido el sapo de un trago. Pero la amargura de la noticia todavía tiene un sesgo peor: un antiguo juez de la vida antiterrorista lo defiende, una parte de nuestro riñón derecho lo acuna. ¡Manda narices!
Es verdad que Otegui es un líder, líder de los mezquinos, alfa de los malvados, pero al fin y al cabo, el demonio también tenía un líder que arrastraba a la gente al infierno. Por la doctrina Parot, también vilipendiada por Bruselas, con la dispersión de presos, con el cierre del Eguin, por unos presupuestos que pusieron al lado de los posibles objetivos de la ETA un guardaespaldas, por el Boletín Oficial y la conversión de los etarrillas en miembros del mal, ETA se rindió. No tenía otra, porque España era un país democrático y no existía ninguna razón para mantener una supuesta ‘lucha armada’ contra unos órganos que gobernaban democráticamente un Estado. Solo el intento de revolución mantenía a este aprovechado en la cúspide de los bellacos, nada de justicia, cero Robin Hood, todo criminalidad vil y enfermiza que mantuvo su política de asesinatos hasta después de bien entrada la democracia. Tiene güevos que haya que repetir el juicio para más de lo mismo.