Fernando Lussón

COLABORACIÓN

Fernando Lussón

Periodista


Por sorpresa

30/05/2023

Si la intención del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, al convocar elecciones anticipadas tras la debacle que ha sufrido el PSOE en las elecciones autonómicas y municipales, es levantar una cortina de humo sobre el triunfo del PP es una maniobra que no va a ir muy lejos porque desde el PP se lo van a recordar continuamente, como ya ha hecho su presidente Alberto Núñez Feijóo, que ha sacado pecho a pesar de que también les ha pillado por sorpresa la decisión del secretario general del PSOE. Nadie vaticinó el adelanto electoral porque, basándose en las peculiaridades de la personalidad de Sánchez, no entraba en sus análisis y esperaban la aplicación del manual de resistencia en los próximos seis meses para tratar de revertir la derrota, a pesar de que los precedentes indican que quien vence en las territoriales lo logran en las generales que se celebran a continuación, porque el recuerdo de voto está muy cercano y la moral de los vencedores alcanza hasta ese límite. Pero Sánchez también es experto en maniobras osadas y está, sin duda, puede ser la última.

La victoria del PP en los comicios del 28-M ha sido incontestable debido a que todo el voto de Ciudadanos ha vuelto a la casa grande de la derecha y aún le queda por sumar unas cuantas decenas de miles de votos del residuo que queda del partido naranja, a la espera de lo que decidan los dirigentes de este partido y si se presentan o no el 23-J, o le ponen la lápida al partido. El PP también ha tenido éxito al cosechar votos de los socialistas desencantados en los que ha calado el relato de la política de alianzas con los independentistas de ERC y EH Bildu y sus apoyos parlamentarios y aún así la pérdida de votos de los socialistas ha sido de unos 400.000 votos. Hay al menos cuatro comunidades autónomas y muchas grandes ciudades, en las que el Partido Popular necesitará de los votos de Vox para asumir los gobiernos, y esa negociación coincidirá con el proceso preelectoral de las generales. Si la ultraderecha entra en esos gobiernos ya tendrá cuidado de no comportarse como el vicepresidente de Castilla y León, Juan García-Gallardo, para no espantar a ningún votante del PP, al menos hasta después del 23-J, donde aspiran a ser también decisivos para que Feijóo alcance La Moncloa.

Pedro Sánchez, y con él todo su partido, al que ha vuelto a poner en fila detrás de su liderazgo, no ha dado tiempo a los barones críticos con su política de alianzas que han perdido el poder, o que estuvieron al borde del infarto, a armar una rebelión en su contra porque deberán dedicarse a mantener la maquinaria electoral en marcha. Los votantes socialistas, los que ha conservado, los que han huido, o los que se han quedado en casa, tienen ahora nuevos elementos de juicio para decidir su voto, El PSOE tiene que reflexionar sobre su futura estrategia de campaña teniendo en cuenta que ni la gestión realizada, ni la marcha de la economía, ni la apelación al miedo a la ultraderecha le han servido para evitar una derrota en la que todavía ve algún brote verde, porque podía haber sido todavía peor.

La derrota del PSOE ha estado también motivada por el fracaso de los partidos a su izquierda y ahora "la izquierda cuqui" de Yolanda Díaz y la izquierda 'antipática' de los líderes de Podemos tienen diez días para rumiar los datos obtenidos y no defraudar a quienes les animan a la unidad, o dar un paso al frente al borde del abismo.