Javier Caruda de Juanas

Javier Caruda de Juanas


De himnos, horarios y Barney Stinson

25/08/2022

Reconozco que cada final de agosto me sumerjo en un extraño debate anímico que me lleva a disfrutar la programación gestionada con motivo de nuestras fiestas julianas con el freno de mano puesto, como queriendo evitar lo inevitable que nos trae la continua traslación terrestre en forma de curso escolar. Los grandes éxitos que compartimos en el inconcluso recinto ferial a un volumen que traspasa la línea roja de lo aconsejable para nuestros oídos se convierten en ese salvavidas vacacional al que tenemos la necesidad, casi la obligación, de aferrarnos para negar lo evidente. Pero mientras esperamos que esta suerte de himnos veraniegos se convierta en la banda sonora del presente verano en forma de recuerdo, la vida continua detrás de ese telón festivo que nos permite escondernos de esa incómoda realidad llamada rutina. 
Mientras que en estos días todos nos esforzamos en disfrutar de la programación festiva y de las atracciones feriales (a pesar de los innumerables huecos que se vieron en las primeras jornadas en el recinto ferial, pero eso ya escapa a mi conocimiento), la maquinaria política sigue funcionando aunque vaya un poco más al ralentí. Quizá sea para consumir menos, por aquello del ahorro energético.
Uno de los temas estrella en las últimas semanas ha sido la supresión del tren convencional y la creación de una serie de líneas de autobús que unen el cinturón metropolitano con la capital. Dicho así parece que ya hemos cumplido aquellas expectativas creadas en cuanto al incremento poblacional con la llegada del AVE ¿recuerdan? Desde ayer están en funcionamiento todas las líneas creadas con el plan Astra lo que, sin lugar a dudas, debe mejorar la movilidad ciudadana. Y aquí todo depende del cristal con que se mire. Las administraciones se encargan de recordarnos la mejora sustancial del servicio existente y los ciudadanos se empeñan en intentar descifrar los cuadros de horarios de los diversos autobuses lo que, indudablemente, lleva a pensar que quizá podría haberse hecho mejor. Si la voluntad era adaptar la frecuencia de los autobuses a los horarios laborales, educativos, sanitarios y de ocio, aquellos vecinos que trabajan los domingos lo van a tener complicado ya que solo hay una expedición y en un horario bastante atípico. Igual les  va a ocurrir a los consumidores de la programación cultural de nuestro TAC. No sé, ojalá en unos meses podamos decir que todo este plan funciona. De momento, albergo cierta cantidad de dudas.  Eso sí, no tengo ninguna respecto al anuncio de la Consejería de Educación sobre la inclusión del folclore autonómico en los diversos niveles educativos. A ver si de esta manera vamos frenando tanta celebración importada en forma de día de acción de gracias, San Patricio o Halloween y conseguimos que nuestros jóvenes sientan el folclore tal y como lo define la Real Academia de la Lengua, un conjunto de costumbres de carácter tradicional y popular pudiéndose celebrar en los colegios los Santos, Semana Santa y los mayos. Y es que como decía Barney Stinson, a veces buscamos una cosa, pero descubrimos otra.