Como no podía ser de otra manera, el ‘coletas’ ha defendido al ‘pelucas’ y lo ha comparado con los exiliados españoles de la guerra civil. Todo el mundo se le ha tirado al cuello, como insinuando que los exiliados de la guerra civil eran los Santos Barones, víctimas del fascismo, y que huían sin haber roto un plato. En realidad Puigdemont, el pelucas, se ha exiliado para no ir al trullo, no como sus compañeros de viaje que todavía están esperando el indulto.
Mientras estos últimos pasaron un tiempo en la cárcel, y ahora con un tercer grado van solo a dormir a un centro penitenciario, Puigdemont ha estado comiendo mejillones de roca y chocolate belga durante los últimos 3 años, choteándose de las autoridades españolas. Pero es verdad que Puigdemont ‘se ha expatriado’ porque tenía un instinto más fino que el bizco. Tenía otro punto de mira, otra perspectiva de las cosas, y veía claramente que si se quedaba aquí terminaría, por lo menos los dos primeros años, a ración carcelaria. ¡Bien visto! El coletas sin embargo ha hecho una comparación justa según veremos. Los ricos dirigentes republicanos se fueron a México y vivieron una vida de lujo criticando el franquismo mientras se codeaban con la elite económica del país. Se llevaron el Vita un yate cargado de oro robado de los que mandaron a asesinar a los ingenuos de los del mono azul en las Checas y en las tapias de los cementerios. Supongo que se refería a éstos. Los otros, los pobres, los que de verdad lucharon bajo las consignas estalinistas huyeron a pie y fueron a parar a la Francia gobernada por la izquierda, y cuando entraron en el ‘territorio de la libertad’, se encontraron que Daladier, el presidente francés que heredó la izquierda de León Blum, presidente del frente popular francés, les mandó a campos de concentración donde murieron como chinches.
Solo hay que volver a repasar la historia, para pensar que el coletas se refería a los de México y no a los de Francia. Todos habían luchado en la guerra civil contra la otra mitad de España, no contra el ejército como pretende hacernos ver la memoria histórica, porque los excesos de la izquierda provocaron los excesos de la otra parte. Pero unos eran los que mandaban, y se fueron a México, a vivir la vida con lo que se llevaron en el yate. Eran los jefes de la izquierda, que mucho bla bla bla, y mucho gobierno en el exilio se daban la vida padre. Pero la Francia del frente popular de León Blum, al tener noticias de las Checas y las tapias de los cementerios se alineó en el pacto de no intervención con Inglaterra, y no ayudó a la república. ¿Se equivocaron todos los franceses de izquierdas? A las pruebas me remito. Cuando llegaron a Francia los exiliados españoles les trataron a patadas, supongo que pensando en lo que había pasado en España durante la guerra civil. ¿Quieres memoria histórica?, pues toma.