Antonio Herraiz

DESDE EL ALTO TAJO

Antonio Herraiz


Síndrome de Estocolmo

06/09/2019

Si el bloqueo político que sufre España dependiera de los dos principales partidos políticos que hay en Castilla-La Mancha, hace mucho tiempo que había acuerdo. No es cuestión de restar méritos a Iván Redondo, pero al consultor de cabecera de Pedro Sánchez se le ha escapado una cuestión fundamental: dejarlo todo en manos de García-Page y de Núñez. Habría pacto a la alemana y no a la portuguesa, como suplican ahora desde el PSOE, pero Pedro Sánchez seguía en Moncloa ocho años más. O doce. ¿Por qué continúan confiando en Carmen Calvo, que sólo sabe reñir a quien se le ponga delante? Que hablen con Emiliano y con Paco sin demora.
A todo presidente de cualquier sector -comunidad de vecinos incluida- conviene juzgarle al final de su tarea. Pero el líder regional del PP ha entendido, con la legislatura todavía en mantillas y con su cargo de jefe de la oposición recién estrenado, que Emiliano es el mejor dirigente de esta comunidad autonomía para diseñar el futuro de nosotros, de nuestros hijos y, si me apuran -mejor si le apuran a Núñez-, de nuestros nietos. Después del cornalón que se llevó en las elecciones de mayo, ha hecho bueno ese dicho tan castellano -aunque sea de Almansa- que sugiere aquello de «si no puedes con el enemigo, únete a él». Y en esas está, cual fiel escudero Sancho.
Emiliano García-Page cumplirá en 2023 dos legislaturas en el Palacio de Fuensalida. Como político de raza que es, no tendrá problemas en seguir lo que haga falta, si es que no recibe la llamada de Madrid. Al presidente no le gusta la política ficción y, por si ese empujón no llega, ha preferido amarrar su futuro a medio e incluso largo plazo. Con el verano ya avanzado, se puso en contacto con Núñez para eliminar la limitación de mandatos de ocho años. La respuesta del candidato del PP fue rápida: lo que quiera, mi presidente. Cuente con nosotros. Y ahí está el apoyo y la modificación, garantizada por ley, que permite a Page presentarse dentro de cuatro años. ¿Ven cómo les digo que el desacuerdo en el conjunto de España había durado un suspiro con Page y con Núñez? La coherencia es una de las mayores virtudes de todo ser humano, y si en el PP creen que estamos ante el mejor presidente de la Historia, nada mejor que abrirle las puertas para que siga hasta que él quiera. De lo suyo ya se encargarán los ciudadanos.
Con este escenario, no era de extrañar que el PSOE recibiera el apoyo del PP para restituir un sueldo fijo de los diputados. Aquí contaron también con el apoyo de Ciudadanos, en una decisión que a ninguno le llevó más de cinco minutos. Calvo y Echenique, Echenique y Calvo: tomen nota.
En lo último en lo que ha habido pacto ha sido para convocar la mesa regional del agua este mismo mes. El tiempo y las políticas desarrolladas por los dos partidos justifican esta decisión. El agua seguirá saliendo sin apenas control desde la cabecera alta del Tajo y los pueblos ribereños continuarán viendo cómo son esquilmados sin recibir apenas nada a cambio. El dinero que llega del Levante -sea mucho o poco- se lo quedará Toledo y lo distribuirá como le venga en gana, mientras en la comarca de Sacedón y de Buendía se quedan con la única opción del pataleo.
A Núñez le acusan de estar obnubilado con lo buen presidente que es Page padeciendo eso que en otros terrenos los psicólogos llamaban síndrome de Estocolmo. Pero, ¿y lo bonita que es la política y la vida cuando se llegan a acuerdos? Sobre todo sin son tan rápidos, como el alcanzado para ponerse de nuevo un sueldo fijo.