Si levantará la cabeza don Lucas Aguirre Juárez se sentiría feliz al contemplar cómo uno de sus espacios más queridos, sus Escuelas conquenses, siguen haciendo honor al espíritu de renovación pedagógica y cultural de un filántropo progresista, adelantado a su época, precursor del modernismo educativo en aquellos tiempos difíciles de políticas de encantamiento.
Y lo digo tal cual lo siento, yo que he vivido íntegramente el valor educativo en todas sus facetas y modalidades, que he sentido el peso de la pedagogía krausista y de Montessori, sin olvidar el renacer de los vínculos modernistas hacia leyes, a veces poco consecuentes, engendradas en espíritus de constante deseo renovador.
Este espacio cultural de Cuenca, vivo e intenso, donde los libros tienen su espacio fortalecido con la Biblioteca Municipal que bien dirige Olga Muñoz, dedicada por entero a provocar en la sociedad ese espíritu por la lectura como base de progreso y de bienestar comunitario. Pero también, este lugar donde sigue estando, a pesar de su eterna provisionalidad, los legajos y documentos de un Archivo municipal, testigo imperecedero de un tiempo en el que la historia de esta ciudad tiene el más recio abolengo de su valor intrínseco y sabio.
Aquí, don Lucas Aguirre hizo historia y la definió como el camino perfecto hacia una sociedad libre porque la cultura ha de ser, ese vínculo que lo defina, y entre sus bambalinas producir sin descanso compromisos educativos con moderna pedagogía, encuentros donde el libro sienta su encantamiento, revivir la esencia de una educación moderna, progresista y activa, sin olvidar que el Arte en toda su dimensión puede y debe solfear en esa sala de Exposiciones donde ahora el vínculo "Renacer" nos acerca a nueve escultores y seis ceramistas conquenses, ávidos de mostrar sus magníficas creaciones bajo la batuta coordinadora de Carlos Codes, incansable como gestor moderno en sus Días de Arte.
Acérquense estos días y disfrutarán de sus nuevos conceptos de un arte de vanguardia sin olvidar el poso del tradicionalismo y la versatilidad del volumen como óptica novedosa.
Y si aún fuera poco, su Salón de Actos que tituló con buen acierto un Ayuntamiento en la persona inolvidable del profesor Juanjo Gómez Brihuega, nos facilita a quienes gestionamos cultura, la posibilidad de encuentros literarios, ciclos de conferencias, dialogantes Mesas Redondas, o actuaciones musicales para engrandecer el espectro cultural que una ciudad como Cuenca, desea y necesita. Todo en un todo, del que el filántropo Lucas Aguirre se sentiría tremendamente feliz y satisfecho por seguir cumpliendo, con creces, aquellos valores que marcaron su objetivo cuando dejó Fundación hecha y ofreció a la sociedad que tanto amaba, parte de su sentido de vida.