Jesús Fuero

TERCERA SALIDA

Jesús Fuero


El mes de las flores

06/05/2019

Al fin tuvimos un abril de los de aguas mil, el porqué de un Mayo florido y hermoso. Mayo, para los que somos de pueblo y ya vamos cumpliendo años, es el mes de las flores. Mes en que en las tardes se rezaba y todavía se hace a la virgen en la ermita, en las flores. Y junto a la ermita siempre había rosales, de los de antes, poco vistosos pero tremendamente aromáticos, perfumados cual rosario mariano. La rosa de las rosas en las cantigas alabada. Esas flores que apenas duraban unos días pero embriagaban con su olor el aire pesado, vegetal y húmedo. 
 En la ermita de mi niñez, rediviva en el presente, había un hermoso olmo, con dos enormes troncos huecos a los que teníamos miedo de caer cuando a él con una escalera subíamos. Había también un nogal, sus ramas se extendían sobre la hierba fresca del prado del atrio. En los largos reates dando color había gladiolos, hortensias, clavelinas, geranios, jazmines, tomillos, narcisos enamorados. El nogal al que tantas veces me subí allí sigue dando sombra a los niños que se suben a las andas de la virgen el día principal de la Virgen, pero la grafiosis devoró el olmo, de igual modo que en otros pueblos secó a otros olmos igualmente majestuosos. Es Mayo mes de romerías, algunas tan singulares como la de Saelices, en que las gentes del pueblo se reúnen en la pequeña ermita que hay en el centro de Segóbriga para decir sus salves a la virgen de los Remedios, allí danzantillas, serranas y tunos, congregan a una multitud que gozosa derramará lágrimas de felicidad, sobre todo en los recitantes. 
Mayo es el mes preferido por los apicultores que vemos resumidos los colmenares tras el duro invierno, época en que los enjambres abundan. Es en mayo cuando los estudiantes se examinan y no pueden salir tanto como quisieran en estos días tan apetecibles a los encuentros sobre la hierba con litrona en mano y sonrisa dispuesta. Y a mí me vienen a la memoria mayos profanos, y una canción de ronda que hice que aprendieran en mis tiempos de mili toda la compañía en las interminables caminatas por los cerros levantinos. Una estrofa así decía: Las mozas van a la fuente / solamente por decir / que buen muchacho es fulano / si se acordara de mí. Este, otros mayos y canciones de ronda fueron recogidos y grabados con maestría por el grupo Tormo, del que yo aún conservo un viejo cassette. Yo tengo una casita junto a la Cruz de Mayo, en la que lo pagano se dio cita una vez con lo religioso cuando se rendía culto a la naturaleza con la llegada de la primavera en la era; y vivo en la calle de los Mayos a escasos metros de un hueco en la caliza en que se colocaba una cruz que yo nunca he visto puesta. La fiesta de la cruz tiene origen pagano, y los mayos eran como un desposorio que juntaba a mozos y mozas, a niños y niñas, en un día especial que algunos todavía recordamos. Recordamos un día en que comida, baile, y meses después bizcocho y regalo nos vincularon una vez a alguna chica del pueblo. Los mayos, esas canciones a la madre de Dios, que aprendí de niño están presentes en todos los pueblos, con composiciones parecidas en las estrofas y en la música. El de Cañizares y otros así principian: Virgen de ……, / a tus pies rendidos / licencia pedimos / para cantarte el Mayo. Mayo es un mes de promesas cumplidas en el que el agricultor sella su alianza con el creador y dibuja surcos con la esperanza de ver arcoíris en el cielo que llenen de verdor la tierra fértil. Alégrense los prados, regocíjense las fuentes, sonrían los bosques, exulten de la alegría los animalillos y las flores cubran de color toda la tierra.
En Cuenca sabemos de mayos, y la noche del 31 se cantarán los mayos a la Virgen de la luz. Con la letra de Enrique Chavarri y los arreglos de Alfonso Cabañas surgió el mayo conquense, del que recojo: ¡Ha venido mayo!, / ¡Bienvenido sea! / colmado de flores / rosas y azucenas. / Por eso Cuenca / tus hijos te cantan / y también te ofrecen / glorias y alabanzas.
Vivimos en un mes de promesas, y sabedores de que el sol no saldrá para todos, unos se muestran esperanzados, otros se sienten amenazados, y los más confían en que el campo patrio no se convierta en un erial. ¡Ojalá mayo sea el mes de las flores para todos!