Javier Caruda de Juanas

Javier Caruda de Juanas


Patrimonio con pasado y con futuro

20/05/2021

Vive la ciudad con el corazón encogido desde que cayera el muro de la calle Canónigos. Usando el manido tópico, ríos de tinta se han vertido sobre el desprendimiento que, dicho sea de paso, nos dejó al menos dos buenas noticias. Por un lado, la bendición de la hora del almuerzo, costumbre tan nuestra que impidió que algún trabajador saliera dañado. Y por otro, la conjura política para solucionar este problema con la mayor celeridad posible.

Pero esto no puede evitar que ahondemos un pelín en cómo la ciudadanía cada vez más se desliga de nuestros munícipes. No ponemos en duda que existan planes, proyectos, iniciativas de todo tipo para mantener el patrimonio local, el material y el inmaterial, pero parece que esto es desconocido por parte de la mayoría de los ciudadanos. Sin embargo, cuando el conquense ejerce el noble oficio de paseante descubre, con pesar, pintadas por doquier, esquinazos en mal estado, baches, mobiliario urbano que pide a gritos la sustitución... Claro que una cosa es predicar y otra dar trigo pero si hemos de confiar que el presente más inmediato de esta ciudad aún debe basarse en el turismo, parece sensata la existencia de un plan que se dedique a las tareas de mantenimiento de aquello que genera riqueza en la ciudad. Entiendo que hay determinados valores que deben adornar esta labor de mantenimiento. En primer lugar la claridad. No ocurre nada por reconocer que existen calles, espacios, edificios cuyo estado de conservación no es el más adecuado requiriendo una intervención urgente. Si fuera público y notorio ese plan de trabajo, los ciudadanos sabríamos qué pasos se están dando para mantener nuestro patrimonio en condiciones y nos tranquilizaría saber que todo sigue según un plan diseñado. En segundo lugar, la rapidez. Ya he hablado alguna vez de la velocidad paquidérmica de la administración inversamente proporcional a la necesidad de tomar soluciones en un momento concreto, seguro que existe algún modo de agilizar la concesión de permisos, la asignación de créditos y todas esas cosas tan necesarias y farragosas para llegar a buen puerto cumpliendo la ley. Por supuesto que si las leyes entorpecen estas intervenciones. ¿No habría que adecuarlas? Y finalmente, no me gusta nada que buena parte de las informaciones producidas desde la semana pasada en referencia al tema que nos ocupa se centren en la búsqueda de responsables. Pues miren, responsables somos todos del cuidado de nuestra ciudad. Los que gobiernan, los que gobernaron y los que quieren gobernar. Los que nos subimos a cualquier lugar con el fin de inmortalizar una instantánea diferente o los que padecen de incontinencia urinaria en algún momento del año. Es el momento de aparcar la rivalidad política o social y unir esfuerzos desde todos los puntos de vista posibles para que sucesos como el de la calle Canónigos no vuelvan a ocurrir, para que el visitante se marche maravillado de cómo los conquenses cuidan de su ciudad. Y es que, tal y como decía Gandalf, hasta la persona más pequeña puede cambiar el futuro. Hagámoslo pues.