Francisco García Marquina

EN VERSO LIBRE

Francisco García Marquina


La cólera sin dueño

07/06/2020

Cuando por la mañana su gato huye de usted, mira el cielo y no le gustan las nubes y luego saluda secamente al cartero, usted ha amanecido presa de una «cólera sin dueño», expresión que aprendí del idioma español de las Américas que es una rica mezcla de arcaísmo y creatividad.
«Cólera sin dueño» es el malestar cuya causa no tenemos presente en el momento de sentirla ¿Por qué diablos tengo ahora mal humor o mal cuerpo? Y, reflexionando, llegamos a encontrar las causas que suelen pertenecer a campos aparentemente alejados del efecto. Serán el pago del IRPF, o las broncas en el Congreso, o que perdimos las gafas. Pero hoy día me están sobrando los motivos por la situación lamentable que vive España, pues tengo un malestar doméstico, de acá mismo, sin necesidad de remontarme a los otras catástrofes mundiales. Y si esta mañana derramé el café, ahora he comprendido  que fue por culpa de Pepiño y de Montilla.
Siento que mis conciudadanos están metidos en la misma neura y este grado de agresividad disloca cualquier diálogo. Habíamos logrado una convivencia —no perfecta pero civilizada— hasta que vino el siniestro Rodríguez buscando una revancha mediante la política de «tensionar» según le confesó a Sor Gabilondo en aquel memorable fin de entrevista.
Con la venia de mis lectores en papel, voy a entrar en el mundo de los foros en internet, en donde existen escuderías que defienden una opinión, un partido, una tendencia o un suceso, que no siempre tienen relevancia pero que van envueltos en un excipiente enorme de pasión. En consecuencia, no es prudente meterse a disentir en ese corral ajeno.
El lunes se celebraba la buena noticia de que ese día no había fallecido en España ningún enfermo del virus. Pero, como todo es motivo de conflicto, siempre hay un bando que se apropia de tal éxito mediante la forma negativa de arrebatárselo al contrario atribuyéndole una intención tan ofensiva como: «Ya sé que le jode que se esté acabando con la pandemia».
Si esto no es bueno, todavía hay algo peor que es «bloquear» o sea expulsar del foro al disidente. Este bloqueo sería admisible frente al que insulta o provoca, pero la aberración es expulsar a cualquiera que opine algo diferente de la tesis general de ese blog. Este «clic» es una mordaza a la libertad de expresión y acarrea la consecuente ceguera en quien censura.
Muchas de las certezas que defendemos tienen los pies de barro. Hoy la cifra total de muertos para Sanidad es 27.127, para las funerarias 43.985 y para la Seguridad Social 90.000. Por eso el oráculo hubo de escabullirse diciendo que no era «prioritario» contar los muertos.
Además de la «cólera sin dueño», también aprendí otra expresión feliz para quienes fácilmente se encolerizan o exaltan: son «de mecha corta». Antes de increpar o exaltar a alguien es bueno dejar dormir el mensaje hasta mañana, porque la almohada es el mejor inductor de la ecuanimidad. Y hasta de la elegancia, dejando, al estilo british, los enfados para el lunes.
Observando el bajo grado racional y el alto emocional de las intervenciones, pienso que ese terminal sentimental libre que está entregado al odio, debía dedicarse al amor, que es la única fuerza capaz de superarlo. Traten de enamorarse y, si posible fuera, de su peor enemigo.