Pilar Cernuda

CRÓNICA PERSONAL

Pilar Cernuda

Periodista y escritora. Analista política


Pataletas

14/06/2019

Un buen número de candidatos socialistas se ha expresado muy contundentemente contra los pactos alcanzados por los partidos del centro derecha, porque han arrebatado gobiernos regionales y municipales a quienes habían ganado las elecciones.

Explican que eso es no reconocer la voluntad de los ciudadanos que votaron mayoritariamente a quienes se quedan apartados de las instituciones, y para denunciar esa situación han utilizado un lenguaje y tono que recuerda a los de las pataletas. Impropias de dirigentes políticos aunque tengan razón.

Porque la tienen, claro que la tienen, en todas y cada una de sus reflexiones. El problema es que hace cuatro años fue el PP el partido que ganó las elecciones y sin embargo se le escaparon de las manos un buen número de gobiernos y alcaldías porque PSOE, el de Sánchez, el mismo que ahora se queja, llegó a acuerdos con Podemos. Por no hablar de que hace unos años, cuando Fraga ganó por la mínima las elecciones gallegas, le faltó tiempo al PSOE para acordar con el Bloque un gobierno de coalición. Que duró poco, porque a los ciudadanos no suele gustarle que se eche por tierra el resultado de las urnas. Lo que debería tener en cuenta el PP, dicho sea de paso.

Hace mucho tiempo, años, que el PP propone un cambio de la ley electoral para municipales y autonómicas, de manera que gobierne la lista más votada o que, como ocurre en otros países, los gobiernos se decidan en una segunda vuelta entre aquellos que han tenido más votos. Con unas medidas correctoras que permitan que todos aquellos que han tenido una representación adecuada puedan sentarse en las instituciones. Era una buena propuesta, en la que insisten los populares periódicamente, pero el PSOE la rechaza de forma sistemática porque piensa que ese método les dificultaría hacerse con los gobiernos cuando las elecciones las gana la derecha. El problema es que han cambiado las tornas, el PP ya no gana tanto como antes y perderá aun más terreno si se empeña en pactos que tuercen lo que decidieron los ciudadanos, y el PSOE ha entrado en esa fase pataleta al comprobar en sus carnes lo que indigna que otros se hagan con el poder cuando eres tú el que ha ganado las elecciones.

Algo hay que hacer, evidentemente. Porque de las elecciones de mayo hay un único resultado incuestionable: están cabreados los que ganaron, semicabreados los que perdieron pero en sus cálculos podían conseguir más poder del que finalmente obtienen a través de pactos con partidos a los que detestaban… y también los votantes están cabreadisimos porque aquello que expresaron a través de las urnas no se ha tenido en cuenta para nada. Consecuencia: la credibilidad de los políticos es nula. El valor de su palabra, y de su promesa de que jamás traspasarían determinadas líneas es cero.

Luego se quejan de que se sienten poco respetados…