Editorial

Los límites con Cataluña y la cita Sánchez-Casado

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Será la octava vez que mantienen un encuentro, pero la primera tras la investidura. Pedro Sánchez y Pablo Casado se reúnen hoy en La Moncloa con el diálogo con Cataluña como tema capital, pero con la renovación del Consejo General del Poder Judicial y el análisis de la actual situación económica sobre el tapete. La mesa de negociación con el Ejecutivo de Torra y los límites de la negociación deben quedar perfectamente delimitados para que el mayor partido con representación en la oposición, el PP, respalde al Gobierno y no haya grietas a la hora de defender el actual modelo de Estado y la unidad territorial.

Sánchez sabe que la mesa de diálogo con Cataluña es una ‘patata caliente’, sobre todo por las presiones que está recibiendo por parte de algunos de sus más mediáticos barones -García Page o Lambán- y más aún con la presencia en la misma de un Pablo Iglesias que, además de ser su vicepresidente, es un claro defensor del derecho a decidir. 

El líder del PSOE se ha propuesto solventar la crisis concediendo un mayor autogobierno a un secesionismo cuyo único objetivo es la autodeterminación. No es de extrañar que el presidente, sabedor de su debilidad y de que la aprobación de los Presupuestos y su gobernabilidad dependen directamente de ERC, quiera tener un as en la manga y conocer de primera mano cuál es la posición de Casado y de los de Génova en el que caso de que no se llegue a un acuerdo satisfactorio con el independentismo. El PP debe tener altura de miras y dejar claro a Sánchez que siempre estará al lado del Gobierno si no se traspasan unas líneas rojas que deben estar perfectamente claras y que, como ya se han cansado de decir por activa y por pasiva, no pasa por la celebración de la controvertida consulta. 

Mientras Torra continúa exigiendo la presencia de un mediador en las conversaciones, el PP ha abierto un frente judicial al denunciar al presidente catalán por usurpación, una querella a la que la Fiscalía ya se ha opuesto, y, además, ha amenazado con una demanda por prevaricación al propio Sánchez si no actúa contra él.

Pero no sólo Cataluña estará en este encuentro. La actual situación económica, que ha comenzado a generar incertidumbre, demanda un plan estatal que evite cometer errores del pasado que acabaron pasando una factura durante y después de la crisis. Sería muy positivo que tras la reunión se rebajase el actual clima de crispación y se alcanzaran acuerdos que sirvan para mejorar las condiciones de vida de los ciudadanos, que es el objetivo fundamental que debe tener tanto el Gobierno como la oposición.