Pilar Gómez

MIS RAZONES

Pilar Gómez


Sánchez está preocupado

06/09/2021

El presidente del Gobierno se muestra muy preocupado por el estrepitoso aumento registrado en el recibo de la luz estos últimos meses. Día tras día se suceden registros históricos en este apartado, sin precedente alguno en los tiempos recientes. Cuando gobernaba Mariano Rajoy se recuerda ahora cómo el propio Sánchez reclamaba la dimisión del entonces presidente del PP porque el coste de la energía había aumentado un ocho por ciento. Ahora que lo hace en escaladas superiores al 140 por ciento, el Gobierno que preside no tiene respuesta. Y la que ofrece, quizás no convenza. «Cuando acabe este año, los españoles habrán pagado de luz lo mismo que en 2018», ha declarado a El País este domingo Sánchez en su primera aparición periodística de la rentrée. Se trata de una afirmación de buena voluntad puesto que si se escruta en las explicaciones y razones en los que sustenta tal aseveración se deduce que estamos ante una muestra de buena voluntad, quizás insostenible en la vía de los hechos.

Cierto que en Europa también se ha registrado un sobrecoste en el precio de la energía, en especial debido a coyuntura internacional, en particular por las oscilaciones en el mercado del gas y otros. Pero tal incremento no se ha traducido, como aquí, a la factura mensual de los ciudadanos. 

Aún no ha llegado lo peor porque, salvo que las promesas de Sánchez se hagan realidad, lo que raramente ocurre puesto que el jefe del Ejecutivo tiene enormes dificultades para llevarse bien con la verdad, viviremos un invierno en circunstancias similares a las de ahora, con el añadido de que no sólo será el recibo de la luz el que se dispare a territorios siderales, sino que también lo hará el gas. La izquierda española, en especial la del entorno podemita, se pasó años denunciando ‘la pobreza energética’ de los vulnerables, con unas tarifas eléctricas prácticamente bajo control. Nada hablan ahora sobre el tema salvo, en ocasiones, algún líder de Podemos que, para salvar la cara, habla de salir a la calle. De momento lo que tendrían que hacer es salir del Gobierno, ya que al parecer no les complace la política energética que lleva a cabo.

Sánchez sabe que el tema de la luz afecta directamente a los bolsillos de los españoles, a su estabilidad económica y a la tranquilidad de cientos de miles de familias que lo van a pasar muy mal. No sólo por el invierno, sino porque los costes de la energía se trasladarán desde las empresas a los consumidores con lo que la incipiente escala de precios se traducirá si no se remedia en una inflación inquietante.

Es razonable que Sánchez esté preocupado, tal y como lo cuentan quienes estos días lo han visitado o han tenido ocasión de conversar con él. La nevada de Filomena fue el primer aviso, y nadie hizo caso. La ministra del ramo, Teresa Ribera, se ve incapaz de controlar el mercado energético y el resto del Gobierno balbucea cuando ha de pronunciarse sobre este asunto. Le echaron la culpa a Aznar, luego a Rajoy, y hasta a Putin, tal es el nivel. Cuidado que asuntos como este, y no la crisis con Marruecos, pueden decidir unas elecciones. Y el color del próximo Gobierno.