Antonio Herraiz

DESDE EL ALTO TAJO

Antonio Herraiz


Que corra la vaselina

20/12/2019

Para estar en vísperas de Navidad, no hemos abandonado los juzgados. En lugar de estar visitando belenes y cantando villancicos, se nos pasa la vida leyendo sentencias, que, aunque sea una costumbre recomendable, no es lo propio de estas fechas. ¿No habíamos quedado que estábamos en la España de charanga y pandereta? Visto lo visto, la recreación machadiana de estos días nos presenta una España de togas y de puñetas. Pero como algunos no sueltan la pandereta ni en verano, las interpretaciones que hacen de esas sentencias adquieren un aire festivo y festivalero que Machado ya plasmó en El mañana efímero. 
Después de leer la sentencia del Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE) sobre la inmunidad de Junqueras y antes de vacunarse contra la propaganda separatista, por un lado, y contra el inusual comunicado del Gobierno de Sánchez, por otro, es preciso hacer varias consideraciones. Algo no se hizo del todo bien cuando un tribunal comunitario le pega un tirón de orejas al máximo órgano jurisdiccional español. Es evidente que alguien del Supremo debería haber previsto que, al plantearse una cuestión prejudicial tan relevante, cabía la posibilidad -por pequeña o grande que fuera- de una respuesta que afecta al devenir de un proceso tan importante para nuestro país. No es la primera vez que desde Estrasburgo o desde Luxemburgo nos pegan un buen pescozón. Ahí está la derogación de la conocida doctrina Parot, que, por obra y gracia de un magistrado español -Luis López Guerra, amigo de Zapatero-, puso en la calle a etarras y violadores mucho antes de lo que había determinado le ley penal española. Esa falta de previsión, sumada a algún error formal, hace que los separatistas hayan podido celebrar esta sentencia dentro de una euforia desmedida. 
La sentencia de Luxemburgo supone una victoria moral del separatismo que no debería tener ningún efecto inmediato. Es el Supremo el que debe interpretar lo que dice la resolución europea. Sin embargo, no debe afectar a la sentencia del Alto Tribunal dictada dentro de un procedimiento que ha cumplido todas las garantías y sobre el que no se pronuncia el TJUE. La condena contra Junqueras y el resto de separatistas es firme, así como su inhabilitación. El resto es contaminación separatista. 
¿Qué postura va a adoptar a partir de ahora el fugado Puigdemont? Lo que viene haciendo desde que puso pies en polvorosa. Agarrarse a cualquier resquicio legal para seguir viviendo a cuerpo de rey a costa de todos los catalanes, que es lo mismo que decir a cuenta de todos los españoles. Con la misma condición de eurodiputado que Junqueras, parece que los jueces darían la razón al forajido y gozaría de esa misma inmunidad. Pero aquí estamos ante dos casos con una clara diferencia: Junqueras siempre se ha sometido a los designios de la justicia y Puigdemont lleva fugado más de dos años. 
La última consecuencia de la sentencia del TJUE afectará a las negociaciones entre el PSOE y los republicanos de Esquerra. Aunque esas conversaciones deberían ser ajenas a las decisiones judiciales -de ahí que la hayamos dejado para el final-, seguro que los separatistas la utilizan para tener aún más fuerza. Pedro Sánchez ya consiguió modificar la acusación de la Abogacía del Estado, rebajando el delito de rebelión al de sedición. Ahora, no va a dudar en influir en Fiscalía -que parece firme- y en la propia Abogacía del Estado. ¿Qué dirán entonces los barones socialistas como Emiliano García-Page? ¡Que vaya corriendo la vaselina!