Alejandro Ruiz

EL REPLICANTE

Alejandro Ruiz


Iglesias y el bunker

21/01/2021

El ‘bunker’ de La Moncloa, con Iván Redondo al frente marcando la dirección ideológica y propagandística del Gobierno, recuerda, mejorado y superado, al Consejo Nacional del Movimiento, que era el ‘búnker’ político de Franco, encargado de velar por los principios fundamentales del régimen desde el partido. Y si aquellos hubieran contado con una consultoría privada tan efectiva e inteligente como la de Iván Redondo, una estructura de politólogos, sociólogos y expertos en economía, marketing, publicidad, campañas electorales y comunicación, hoy los niños seguirían cantando el Cara al Sol en las escuelas.  
Por eso, ante tal constatada inteligencia y efectividad por parte del Gabinete de Prensa, salvo que Sánchez e Iglesias estén jugando a lo de poli bueno, poli malo, no se entiende que le permitan a Iglesias ciertos exabruptos y salidas de tono de adolescente universitario, sobre todo conociendo las reiteradas manifestaciones de Iván Redondo en el sentido de que tiene una relación magnífica con el vicepresidente segundo del Gobierno. La última, sin ir más lejos, las palabras de Pablo Iglesias sobre Carles Puigdemont, fomentando las dudas en el tribunal de apelación belga sobre el riesgo de vulneración de la presunción de inocencia.
Para ser coherente, Pablo Iglesias debería salir hoy mismo de un Gobierno que permite tener exiliados por motivos políticos. Es contradictorio considerar que España no es un país democrático, porque tiene exiliados, con formar parte del Gobierno de España, salvo que estés a gusto formando parte de un Gobierno no democrático o con aspiraciones a república bananera dictatorial, en cuyo caso no existe contradicción alguna.
Esto sin entrar a valorar el fondo del asunto sobre el hecho de que estamos hablando de Puigdemont, un delincuente que se ha saltado las leyes de un Estado de derecho reconocido y consolidado. Porque si vamos más allá, analizando el razonamiento de Iglesias en el sentido de alabanza y reconocimiento a Puigdemont simplemente porque se supone que ha jodido su vida por sus ideas políticas, se entendería así el apoyo del vicepresidente a los etarras encarcelados y la justificación y el reconocimiento que cualquiera pueda hacer respecto de los sátrapas y delincuente que en el mundo hayan muerto por sus ideales, incluidos los de Nuremberg. Y lo que es peor, como extremo del despropósito idiota, nos confirma la «deriva reaccionaria de la izquierda», aceptando el relato de que «España tiene una deuda histórica con el nacionalismo heredada del franquismo», por citar a Félix Ovejero.
Y todo ello en un planteamiento contradictorio con la vida y milagros del propio Pablo Iglesias. En su caso, precisamente gracias a sus ideas políticas, ha conseguido considerables cotas de progreso y mejoras de su vida y la de su familia. Y no ha parado aquí; probablemente tiene aspiraciones a ser Fidel Castro, otro que sacrificó su vida por sus ideales.