Javier Caruda de Juanas

Javier Caruda de Juanas


50 años no es nada

07/10/2021

Cantaba Aute, a mediados de la década de los ochenta del siglo pasado, que toda en la vida es cine y los sueños cine son. No le faltaba razón al polifacético creador que hacía suyos los versos calderonianos. El cine, el teatro son ese remanso al que uno accede exclusivamente aparcando en la puerta la mochila de sus problemas para disfrutar, durante un par de horas, de otra vida en la que tomamos partido por el bueno, mostramos a escondidas nuestra simpatía por el villano, o traemos a la primera línea la incómoda realidad que nos rodea, aunque a veces nos empeñemos en obviarla.
Pero todo este mundo mágico, todas estas posibilidades que se nos ofrecen no serían posibles sin el esfuerzo de las personas implicadas en el mismo, profesionales o aficionados.
Cumple años este mes el Cine Club Chaplin, nada más y nada menos que cincuenta, convirtiéndose en la institución cultural más longeva de la capital conquense. Ya solo por eso merece nuestra más sincera enhorabuena y nuestro más cariñoso reconocimiento. Vivimos en una sociedad donde es más sencillo hacer algo nuevo que mantener lo que ya tenemos, convirtiendo en una magnífica noticia el hecho de esas cincuenta temporadas ininterrumpidas como referente cinéfilo en la ciudad. Para darse cuenta de la importancia de lo conseguido cabría reflexionar sobre los múltiples cambios ocurridos en la sociedad española, y conquense en particular, en esos cincuenta años. Por ejemplo, ¿a cuántos responsables de cultura ha sobrevivido el cine club? ¿cuántos cines caídos y levantados? ¿cuántos distribuidores? Bajo mi punto de vista el ejercicio de resistencia realizado por el cine club Chaplin en estos cincuenta años es su más importante virtud. En los convulsos ochenta Cuenca también perdía su única sala de cine comercial y ahí estaba el cine club. Empeñado (o empeñados porque hay que reconocer el esfuerzo de la individualidad que compone el colectivo) en que el séptimo arte no desapareciera del día a día del conquense inquieto, asumieron la gestión del añorado y recordado Teatro Cine Xúcar, regalando a la sociedad su tiempo y su esfuerzo lo que permitió mantener encendidas luces y cámaras en esta ciudad. 
Y en el mismo plano nos encontramos con la Asociación de Amigos del Teatro de Cuenca que cumple también sus primeros cincuenta este año (realmente habría que agradecer el trabajo en pro de la difusión cultural en Cuenca realizado en la Casa de Cultura en la década de los setenta). Apoyando firmemente a los grupos de teatro locales, nos regalan cada año programaciones estables en primavera y otoño, nos invitan a disfrutar del teatro en plazas y jardines en los festivales de junio…
Dos magníficos cumpleaños, dos estupendas instituciones culturales que han de enorgullecernos a todos por su trabajo, por su dedicación, por sus responsables (los que fueron, son y serán). Aprovechemos, pues, para tributarles nuestra más sincera ovación antes de que caiga el telón o haya un fundido a negro.

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