Enrique Belda

LOS POLÍTICOS SOMOS NOSOTROS

Enrique Belda


Solo nos quieren para aplaudir

28/04/2020

Después de varias décadas en política como segundón que no pierde las aspiraciones, tengo un doctorado en aplaudir a los demás, especialmente a compañeros de mi partido que en ocasiones hasta lo merecen. Ahora podría dar un master online a las 8 de la tarde a todas las grandes personas que lo hacen siempre de corazón, y aprovechan para socializar. Sin embargo, me queda un regusto amargo cada día de este confinamiento pues me ratifica que la gente que está arriba nos quiere a la ciudadanía solo como sujeto pasivo o refrendante.
La propaganda del poder fomenta hasta la saciedad la máxima de que somos héroes si nos quedamos en casa (comportamiento pasivo), siendo lo más que nos permiten participar activamente, ese episodio del aplauso dedicado a los colectivos y personas que nos protegen. A muchos, seguro que a usted y a mí, que podemos hacer esto más o menos convencidos o más o menos a gusto, nos gustaría, sin embargo, retener nuestra capacidad ciudadana de controlar lo que pasa, de saber día a día lo que se está haciendo con nuestra vida, y la de nuestros hijos no para criticar, ni si quiera para interferir o molestar: tan solo para adelantarnos a nuestro particular futuro en ciernes, que no parece susceptible de aclararse mediante aplausos o socialización vecinal. Saber para decidir si emprendo o cierro un negocio, para optar o no a un examen, para organizar la vida escolar, en fin, para saber cómo voy a afrontar la post pandemia sin esperar que lo decida por mí Pablo Iglesias, líder del cuarto partido de España.
El estado de Alarma debe tener como finalidad un mando único para coordinar la lucha sanitaria contra la pandemia, solo eso, sin potenciar elementos que profundicen en nuestra consideración gregaria y que nos devuelven a la condición de súbditos.
La verdad cruda ayuda en sociedades maduras y responsables a respetar las decisiones del poder mientras que en la España de hoy se prefiere la multa, la estigmatización vecinal de los que rompen el confinamiento sin averiguar si tras ello hay patologías, o mandar a la Guardia Civil a terminar con las críticas. El miedo es lo que prima (al coronavirus «que no sabemos lo que es», a la sanción, a la reprobación social, al paro, al futuro).
No hay mayor despropósito y contrasentido que estemos repitiendo a cada hora que «esta pandemia la vencemos unidos» cuando precisamente por llegar muy tarde a afrontarla, la única realidad es que solo se puede vencer estando separados, cada uno en su casa. ¡Unidos venceremos! pero mando yo, y vosotros a callar y a aplaudir.