Javier D. Bazaga

NOTAS AL PIE

Javier D. Bazaga


Los incendios no son una ‘serpiente de verano’

22/07/2022

Este jueves se declaraba estabilizado el incendio de Valdepeñas de la Sierra, en Guadalajara, después de más de tres jornadas trabajando sin descanso en su extinción. Tres días –y sus noches– que, a los que estuvieron allí, en esos montes escarpados, seguro que les parecieron una eternidad. Se lo parecieron a ellos, y se lo parece a todos los que se afanan en apagar otros muchos fuegos que hay activos en España en este momento, y no son pocos. Lo sabemos por la asiduidad con la que nos cruzamos estos días con los vehículos de la Unidad Militar de Emergencias (UME) por las carreteras. Camiones y coches imponentes que, les confieso, me encanta ver, pero que me remueven porque sé que están de camino a un destino peligroso e incierto, que van a ayudar a los efectivos de otras comunidades autónomas y a decirles, sin pronunciarlo a veces, ya estamos aquí, por dónde atacamos.
Es fácil sentir orgullo y empatía por estas brigadas que, cuando nosotros nos estamos quejando por una ola de calor que nos ha tenido diez días por encima de los 40 grados –que ya está bien–, están realizando un esfuerzo físico titánico a 60 grados por proteger nuestro patrimonio natural. Pero mucho me temo que, aunque la empatía y el orgullo de la población les refresca –las muestras de cariño y agradecimiento a todos estos efectivos son evidentes en cada población y cada intervención, ya vayan de amarillo, de rojo, de verde, lleguen en camiones, todoterrenos, helicópteros o hidroaviones–, nunca será suficiente sin un plan efectivo que regule el modo de afrontar estas crisis, con previsión y prevención. Por si no se habían dado cuenta, y no eludo responsabilidad como miembro de un medio de comunicación, hablamos mucho de ello durante mes y medio o dos meses a lo sumo, y nos olvidamos el resto del año. Pero esos dos meses hablamos, y lloramos. ¿Se pueden evitar los incendios forestales? No. ¿Se pueden reducir sus consecuencias, limitar las hectáreas calcinadas, mejorar las condiciones de los que los apagan? Sí. ¿Entonces? Entonces hace falta un buen pacto de Estado que obligue a tener este problema entre las preocupaciones de las administraciones, de todas, durante todo el año. Mandar a todos estos efectivos a casa de octubre a mayo, dejando que el monte se llene de «combustible» que arderá de manera incontrolada el siguiente verano no debería ser una opción. Los incendios no deberían ser una «serpiente de verano».
Castilla-La Mancha está –ahora– a la vanguardia en esta tarea. Es felicitada por otras comunidades autónomas y por el ministro de la Presidencia, Félix Bolaños, como ejemplo de coordinación en extinción de incendios, dado que ha coordinado dispositivos de extinción en otras regiones vecinas con suma eficacia.
Que usted y yo les pitemos en la carretera cuando vuelven agotados con la cara tiznada les anima, estoy seguro, pero si además pueden tener la seguridad de que a lo que se enfrentan será más fácil porque lo han estado controlando durante todo el año, aún más. Ya saben lo que dicen, prevenir es mejor que lamentar.