Desde el pasado martes hemos cambiado el Rubicón estacional y nos alejamos del frío, triste y largo invierno para adentrarnos en una primavera que, parafraseando al flaco, durará lo que tarda en llegar el verano. Con esto de la edad, creo que cada cambio nos da una nueva oportunidad para retomar el pulso con la cotidianeidad y así esta primavera se nos ha plantado delante de nuestras narices con un saco en el que nos podemos encontrar, como en el proverbial rastro madrileño, todo tipo de noticias, unas buenas y otras no tanto, que nos marcarán durante estas próximas semanas. Solo se trata de elegir la bola correcta.
Como el torero aquel, con más miedo que vergüenza, me he atrevido a introducir la mano (lo de inocente es un criterio más que subjetivo) en esta suerte de noticiario primaveral incipiente para ver qué me encuentro. Tengo que confesarles que he tenido suerte en esta primera ocasión. Al abrir la bola, me encuentro en su interior que a partir del próximo Viernes de Dolores (ya, ya, por todos es conocido que marco mi tiempo en clave nazarena) la televisión será gratuita en todos los hospitales de la región. Bueno, pues bien.
Más allá de los sortilegios justificativos en forma de lástima por aquellos que debían gastar su dinero para dulcificar el lentísimo paso hospitalario del tiempo, quizá (y sólo quizá) se haya adoptado esta medida un pelín tarde. Hoy, que cada uno de nosotros llevamos mil y una plataformas en nuestros teléfonos, parece más conveniente que los hospitales disfruten de una potentísima red wifi que permita el uso por parte de todos los usuarios de clínicas y hospitales. Seguro que en este erróneo concepto social de tener que compartir habitación con otro enfermo, nos ahorraríamos más de una discusión por elegir qué serie o qué película vemos. Al menos, aquellos que aún no usen su teléfono como televisor podrán ahorrarse un buen puñado de monedas.
Ale, al lío. Voy con la segunda bola y me encuentro que se va a aumentar el presupuesto para ejecutar las obras correspondientes a la reurbanización del barrio de la Paz. Sopla, esto sí que es una buena noticia. Pero vamos a ver si me entero. De un día para otro sube todo, que si la guerra de Ucrania, que si la luz, que si el gasóleo… asumiendo el ciudadano medio esta subida sin rechistar de una manera inmediata y se ha tardado tres licitaciones en adecuar lo presupuestado en esta obra. Bueno, lo importante es que finalmente se haga, cuanto antes. Y voy con la última bola. ¡Anda, si me ha salido vacía! Mira, esta es la mejor. La primavera se abre ante nosotros con la posibilidad de elegir al que creamos más conveniente para dirigir nuestra ciudad durante los próximos cuatros años entre la paleta de vecinos que han dado un paso al frente para mejorar nuestra vida. Y aunque nos puede ocurrir igual que cuando elegimos un libro, al menos, por una vez nos sentiremos decisorios y decisivos por igual.