Antonio Casado

CRÓNICA PERSONAL

Antonio Casado

Periodista especializado en información política y parlamentaria


El pastel británico

20/09/2022

Funerales de Estado y al tiempo religiosos en la disputada cuna del parlamentarismo (lo siento, pero la marca es de León, según la Unesco). Extraño pastel ("British Pie") el de la ceremonia del lunes en el espacio cívico-religioso de Westminster.
Curiosa mezcla de teocentrismo con dogmas civiles propios de las democracias más avanzadas del mundo. Sin embargo, esa es la base del llamado "poder blando" del Reino Unido sobre una parte del mundo. No se basa en la fuerza sino en la inercia histórica que, en estas últimas décadas, se ha venido alimentando del carisma personal de Isabel II.
Justamente eso se termina con la desaparición de la reina nonagenaria. Porque Carlos III no irradia el carisma de su madre, fallecida el pasado 8 de septiembre. Puede tener efectos sobre los retos que asoman en el "sky line" del Reino Unido para la nueva era que se iniciará el día después de unos funerales que han detenido el paso del tiempo.
A saber: los tirones secesionistas en Escocia e Irlanda del Norte, las querencias republicanas en muchos países de la Commonwealth que estaban larvadas durante el carismático reinado de la reina fallecida, la crisis económica que ha disparado las colas del hambre, o la propia modernización de la Monarquía británica, que sigue siendo una asignatura pendiente en el país del brexit.
Nunca vimos y nunca volveremos a ver un acontecimiento global como este, porque ningún Rey, ningún jefe de Estado, tuvo ni tendrá jamás un carisma semejante para para reunir al poder universal en torno a un féretro de roble forrado de plomo (o es al revés, ¿féretro de plomo forrado de madera de roble inglés?).
Ahí tenemos ya la primera excusa que seguramente se utilizará contra Carlos III cuando se lleve a cabo su coronación. Nadie espera que pueda compararse en poder de convocatoria con los funerales de la madre, que han sido como una escenificación previa de la Asamblea General de la ONU, cuya apertura ha coincidido en el tiempo.
De ese modo, el duelo y la diplomacia han alternado en la recepción oficial del domingo en Buckingham y en los funerales del lunes en Westminster. Pero después de los fotogénicos actos del relevo en la Monarquía británica, vendrá la incertidumbre ante las nubes negras que aparecen en el horizonte de un Reino Unido abocado a un cambio de era.
Dicho o escrito todo lo cual, no me parece un tema menor la coincidencia física de los reyes de España con don Juan Carlos y doña Sofía, durante la ceremonia del lunes. Pero solo para consumo interno. De hecho el culebrón -o sea-, la foto de doña Leticia junto al emérito hombro con hombro ya ha saltado a los medios y a las redes sociales. Veremos lo que da de sí.