Javier Caruda de Juanas

Javier Caruda de Juanas


Ahora sí que sí

23/09/2021

No soy yo muy dado a compartir carreras mateas en las tardes septembrinas pero eso no significa que no participe de estas fiestas de una manera más sosegada, más calmada, propia de quien tiene en su mano el pomo que abre la puerta del otoño de su vida. Reconozco el impulso vital e identitario que la celebración de San Mateo impregna en la ciudad en las últimas bocanadas veraniegas camino de sinfonía de colores otoñales que se instalarán próximamente en nuestras hoces y agradezco el enorme esfuerzo, el trabajo de tantos y tantos que se esfuerzan cada día para regalarnos una excusa para encontrarnos y disfrutar del sencillo placer de compartir bota y merienda. La magnífica lección de civismo dada durante estos días evidencia la capacidad, como sociedad, que tenemos de hacer las cosas bien.
Seguro que los más agoreros se echaron las manos a la cabeza cuando nuestro Ayuntamiento planteó a la ciudadanía el reto de celebrar la feria y fiesta de San Julián de una manera acorde con los tiempos que corren. Más de uno pensó que el número de contagios subiría exponencialmente. Los datos nos demuestran que no ha sido así.
Al amparo de las celebraciones mateas, esos mismos videntes creyeron que aquí ocurriría como en otras «no fiestas» (ojito con la denominación) pero la realidad es que las ganas que tenemos de que todo esto termine más pronto que tarde nos ha hecho comportarnos de unan manera cabal. Y no era sencillo. La seña primordial de las fiestas de San Mateo es la alegría de vivir y por vivir, el placer del reencuentro, el cambio de armario estacional que tanto marca en nuestra ciudad…Por esto pienso como muchos de los implicados en esta fiesta que hoy quedan 363 días para que se nos vayan los pies escuchando Nerva o cualquier otro pasodoble.
Los datos que nos ofrecen las autoridades sanitarias sobre contagios, ingresos, fallecimientos, índices acumulados… nos hablan, a pesar del dolor que este enemigo ha disperso entre todos, de buenas noticias, de un acercamiento a los usos y costumbres que teníamos antes de aquel triste marzo de 2020, de relajación en las restricciones, ayudando a levantar ese peso que el Covid había impuesto en la mochila de todos nosotros. 
Vamos por el buen camino, pero debemos mantenernos vigilantes cumpliendo las reglas más básicas, las que ya conocemos. Es lo único que tenemos que hacer para poder disfrutar como antes de caballitos, vaquillas, procesiones, cabalgatas…Ese es el reto al que nos enfrentaremos próximamente ¿Podremos cumplir la tradición y que nuestros hijos y nietos disfruten de la llegada de Sus Majestades? Yo creo que sí, que ahora sí que sí.
Pero hoy me veo en la necesidad de compartir con los palmeros toda nuestra fuerza y cariño. La devastación producida por la erupción volcánica, el dolor en el corazón de quien todo lo ha perdido nos tiene que recordar que la vida son cuatro días y, si queremos disfrutarla, disfrutarlos, sólo tenemos que mantener el uso de la mascarilla y hablarnos a metro y medio. Sencillo, ¿no?