Ángel Villarino

RATAS DE DOS PATAS

Ángel Villarino


Turistas en Arabia

09/04/2022

La idea de la desglobalización se ha impuesto en el clima de opinión en muchos países. La tendencia discursiva venía ascendente y despuntó con la pandemia. Académicos, políticos, periodistas y un grupo creciente de economistas plantean la necesidad de fomentar la producción de cercanía, de re-industrializar lo que se deslocalizó en décadas precedentes. La mejor imagen es la de la fábrica que se marcha de China o Taiwán para regresar a un polígono industrial vaciado a orillas del lago Michigan.
Los datos, sin embargo, son tozudos. China continúa batiendo récords de exportaciones y las tensiones de abastecimiento, y en la cadena de valor, lo que nos dicen es justo lo contrario: que el mercado quiere  importar más productos y bienes intermedios. De Oriente o de donde sea.
El caso de Arabia Saudí es paradigmático. Como el resto de países del Golfo, los príncipes saudíes están pensando desde hace tiempo en cómo mantener su tren de vida cuando se agoten los hidrocarburos, o cuando las energías renovables aplaquen la sed actual, cuyo rendimiento ha sido exponencial y parece inagotable. Y, como el resto de países del Golfo, pretenden hacerlo abriéndose más al mundo.
Entre sus planes a medio plazo se incluye un ambicioso desarrollo turístico con el que lograr cubrir el diez por ciento de su PIB en una decena de años. Para ello han decidido sacrificar su política de fronteras, centrada hasta los últimos años en mantener la estabilidad, la tradición islámica y la paz social... cerrándose a cal y canto al visitante extranjero.
Ahora, sin embargo, están gastándose cantidades ingentes de dinero en desarrollar una industria turística a la altura: hotelazos, chefs de renombre y lagos artificiales. En las redes sociales occidentales, el anuncio más visto en las últimas semanas es uno con vídeos que muestran las maravillas del desierto con música épica y cetrería. Es una señal de nuestros tiempos: el discurso público va por un lado y la historia en dirección contraria. Apuesten qué se acabará imponiendo.