Jesús Fuentes

ÁNGULOS INVERTIDOS

Jesús Fuentes


Retrato de ciudad con Trump de fondo

11/05/2021

Los habitantes de las grandes ciudades de EE.UU consiguieron echar a Trump de la Casa Blanca. Apostaron por un señor mayor, llamado Biden, del que no se esperaban grandes cosas. No presentaba aristas que espantaran a los votantes. No entusiasmaba ni a los de dentro ni a los de fuera. Que  los cien días de mandato de este señor mayor hayan servido para revolucionar la política  norteamericana y  de otros lugares, no entraba en el guión. Los urbanitas norteamericanos entendieron que no beneficiaban a  sus intereses las formas de Trump, ni las medidas económicas que proponía ni su lenguaje destartalado. No lo vieron o no lo sintieron así  los habitantes de las zonas rurales, que apoyaron a Trump.  Le votaron  millones de hombres y mujeres, sobre todo blancos, entre ellos, esos colectivos a los que los estadounidenses aplican diferentes nombres que, sin ser sinónimos, se emplean como tal. Son algunos ‘hilbilly’ (rústicos, cateto, paleto); ‘redneck’ (paleto, gañan sureño, pobre); ‘withe trash’ (escoria blanca, gente pobre, paleto), etc. Si aceptamos el convencionalismo de que el voto de las ciudades es progresista y el rural retrogrado, ¿cuál sería el retrato de Madrid?
En las elecciones a la Comunidad Autónoma de Madrid, el PSOE presentó a un señor mayor, llamado Ángel Gabilondo, filósofo y profesor que, en la oposición mantuvo una postura colaborativa y ética  ante la gravedad de la pandemia. De nada  serviría su actitud prudente ni sus maneras de entender la política, ajenas al espectáculo y el griterío. Los madrileños han escogido el lenguaje de la identidad chulapa. Que el ‘tamayazo’ surgiera aquí  explicaría casi todo, pero se ha aclarado aún más. El PP presentó a una persona que bien pudiera ser la alumna  de trece o catorce años del profesor anterior. Se expresa y dice cosas propias de una joven de su edad indecisa, aunque sea la continuación infantil de la señora Aguirre. Confunde ‘libertad’ con hacer lo que le venga en gana, con quedar en los bares, bailar en las discotecas. No cuenta que haya una pandemia que aterroriza a mayores y satura los hospitales. Hay que vivir y dejar morir. En su diccionario díscolo mezcla libertad con extensión y población, de tal manera que en Madrid puedes no encontrarte nunca con tu ‘ex’,  sea lo sea tu ‘ex’. De un adversario dijo que era «nacido del mal para hacer el mal», frase de película de niños diabólicos de serie Z. En esa ciudad y su territorio, la hipotética alumna del sabio profesor ha sido elegida como presidenta de la Comunidad  de forma  ‘opulenta’, que diría ella. ¿Serán así, a partir de ahora, las campañas electorales?
El modelo de campaña empleado por la señora Ayuso proviene de Norteamérica. De allí se ha exportado el manual de estrategia del ‘Tea  Party’. El marco de debate se establece con mensajes cortos y de eficacia probada (comunismo o libertad), sintaxis escueta como en un programa basura, y alejado de iniciativas complejas que obligan a pensar al elector. Nada de principios programáticos ni gestión. Libertad ‘libertaria’ como la entendían Sarah Palin y compañeros Bush, hijo o Trump. El manual también indica que debe buscarse  un enemigo real o ficticio. En este caso, el señor Sánchez, oscuro presidente del gobierno, escondido en la Moncloa, trasunto del ciclo ‘El Señor de los Anillos’ o personaje de ‘Harry Potter’.  Así de simples han sido las cosas en una campaña que debiera haber sido compleja. Madrid,  por unos días, se ha convertido  en un ‘plató abierto’, en el que se han rodado programas de entretenimiento y distracción, provocadores y vocingleros. Retrato de una ciudad.